sábado, 1 de octubre de 2011

Final feliz para internado de adolescentes en Makueni (Kenia)


Todo está bien, si todo acaba bien. El proyecto para la construcción de la Escuela Calosci para Adolescentes en Makueni, Kenia, financiada, en parte, por la Fundación Polaris World, es un buen ejemplo de las dificultades con que se topan muchos proyectos, ciertamente necesarios pero no suficientemente planeados, de ayuda al desarrollo. Pese a todo, la constancia del promotor del mismo, el padre Charles Kyallo, parece haber llevado la obra a buen puerto.

Makueni está  a 173 km.  de Nairobi, la capital.  El acceso, mediante una carretera nueva es relativamente bueno. Situado en una zona de difíciles condiciones climatológicas, el clima es semi-árido, con lluvias irregulares. Es un lugar muy caluroso donde abundan los mosquitos; el agua es un gran problema. La gente de Makueni práctica el cultivo de subsistencia  en pequeña escala, única y exclusivamente, para su propio consumo. La mayor parte de las familias depende del trabajo ocasional, las tasas de desempleo son muy elevadas. La falta de medios motiva que muchos jóvenes dejen de estudiar al no poder pagar los colegios. Debido a unas sequías prolongadas y unas lluvias irregulares la gente sufre porque carece de recursos básicos, en parte los  alimentos. Cuando se avanza hacia el interior, la situación es más precaria. Las dificultades de acceso a la alimentación se han agravado en los últimos años por las sequías pertinaces.

Este proyecto comenzó en el año 1998, con un encuentro entre las familias Calosci (Italia) y Mutua (Kenya) con la intención de ayudar a las muchachas pobres y huérfanas, victimas del sida, en este pueblo relativamente cercano a la capital del país. Primero se compró el terreno para hacer unos locales donde alojar talleres de aprendizaje. Se comenzó por la construcción de un local muy sencillo, completado en el 2000, al que el año siguiente se añadió otro a modo de oficina. Entró en funcionamiento en el 2002, con la asistencia de las diez primeras alumnas huérfanas. A partir del 2003 se edificó una segunda clase y en el 2004, un pequeño dormitorio que acogió dos niñas, enfermas de sida, y tres huérfanas. Pese a ampliaciones posteriores del dormitorio, en el 2007, cuando el colegio tenía ya 58 muchachas, sólo 40 tenían acceso al internado.

Las muchachas que ingresan a esta escuela son de familias pobres, huérfanas, muchas han sufrido maltrato, algunas víctimas de violencias sexuales, allí donde han trabajado de criadas o niñeras. Normalmente, tienen entre 12 y 13 anos. Aunque en el orfanato de madre Tecla, las instalaciones adyacentes donde se recoge inicialmente a las huérfanas, algunas de ellas tienen menos de 10 años, con la problemática adicional de estar enfermas de sida.

Fue en el 2008, cuando los promotores solicitaron la colaboración de la Fundación Polaris World para la construcción de los cimientos y la planta baja de unos locales más adecuados y, sobre todo, más amplios que sirvieran de dormitorio. La Fundación accedió a esa financiación por un valor de 28.524 euros. El objetivo final era la creación de un espacio para más de 100 muchachas internas en el nuevo dormitorio y dotar al internado de  libros, una biblioteca básica, para ayudar a las adolescentes en su aprendizaje en talleres de sastrería, costura, cocina, informática, entre otras labores. Está previsto que las internas realicen pequeñas aportaciones monetarias a fin de pagar el salario de los maestros.

Debido a numerosas dificultades financieras, la Fundación, de manera excepcional tuvo que adelantar tres cuartas partes de los fondos (lo habitual, por razones administrativas, es adelantar el 50% y liquidar la otra mitad al concluir las obras) a principios de 2011, con la condición de que antes de fin de año, los promotores cumplieran con su compromiso, es decir, negociar con los contratistas el que la liquidación final tuviera lugar una vez que la Fundación recibiera pruebas fehacientes de que la obra hubiera sido completada en su totalidad.

Efectivamente, hace unos días, la Fundación ha recibido el Informe Final, con la descripción de los trabajos realizados, un informe de auditoría local (esto resulta que es también un caso excepcional, previsiblemente la influencia británica) y fotos donde se puede apreciar el progreso de la obra. Enfrente de una bonita terminación, algunas de las alumnas, junto con los promotores de la misma, saludan gozosamente al fotógrafo y por extensión, a los socios y colaboradores que han hecho posible este final feliz.