sábado, 16 de abril de 2016

LA ESCUELA “INMA BERNAL” DE ENGUELA, EN MALI, LISTA PARA LOS ALUMNOS

Inma Bernal, fallecida hace unos meses, estudió Magisterio y Psicopedagogía y trabajó como maestra en el Colegio Salesiano de Cartagena. En su función de presidente de la Asociación Alraso en Cartagena estuvo comprometida, en cuerpo y alma, durante años con los numerosos emigrantes que viven en la ciudad portuaria. Muchos de ellos, procedentes de Mali, a quienes siempre dispensó, a través de una generosidad inagotable, su apoyo, cariño y comprensión para que, en una tierra extraña, tuvieran un porvenir digno y humano. Por usar sus palabras, para que se sintieran "un poco menos extranjeros… un poco más en casa"

En honor a su entrega y solidaridad, la Fundación Polaris World ha dedicado su último proyecto, la Escuela de Enguela, en el país dogón, noroeste de Mali, a Inma. Un modesto e insuficiente homenaje para quien tantas horas de su vida y un infatigable esfuerzo dedicó a los otros, sin preguntar por raza, origen o religión.

Hace muchos, muchos años, un campesino dogón caminaba por la meseta áspera y desértica de Bandiagara, en Mali, no muy lejos de lo que hoy es la frontera de Burkina Faso. El buen hombre recorría aquellos parajes rocosos e inhóspitos esperando encontrar una tierra mínimamente fértil que cultivar. Al llegar al sitio que hoy ocupa la aldea de la que hablamos consideró que era el lugar ideal para asentarse y decidió llamarla Enguela. 

En efecto, apreció aquella tierra como si fuera una esposa, alguien con la que vivir para siempre. Un lugar ideal para amarlo. Como un novio que quiere vivir siempre al lado de su amada. Para siempre. De hecho, en dogón, la lengua local, Enguela significa: “me caso con esta tierra y aquí viviré para siempre”.

Es aquí, en Enguela, donde la Fundación Polaris World ha concluido su último proyecto. Similar a los que la Fundación Polaris World ha llevado a cabo últimamente en la misma zona. Ha consistido en la construcción de tres aulas que reemplazarán los cobertizos (imágenes de la escuela actual y la antigua en este enlace). También se ha construido una pequeña oficina para el director, local que, al mismo tiempo, servirá para guardar un material precioso para los estudiantes: libros y material escolar que se van heredando de curso en curso. Para completar las instalaciones, se ha edificado un bloque de tres letrinas, indispensables para la higiene y mejora de las condiciones sanitarias de los numerosos alumnos. Las tres partes de las instalaciones pueden apreciarse en las imágenes.

Los habitantes del lugar han aportado, como es costumbre en la región, mano de obra en tareas no especializadas, además de ofrecer alojamiento y manutención, siguiendo la tradición local a la cuadrilla de albañiles. Esto ha permitido abaratar los costos. El coste final, aportado en su totalidad por la Fundación Polaris World, se ha elevado a 36.800 euros.

Todas las paredes exteriores de los tres edificios se han revestido de la piedra local, blanca y ocre, tallada, en parte, por los propios lugareños. Situada en la altiplanicie de Bandiagara, uno de los requisitos exigidos al constructor ha sido que conservara el medio ambiente y el entorno paisajístico de la comarca usando material extraído en la zona, de modo que las nuevas instalaciones no desentonen de las tradicionales construcciones rurales, todas en piedra tallada.

Los beneficiarios directos del proyecto son los 416 alumnos matriculados para el curso escolar que acaba de comenzar. Además de Enguela, muchos alumnos provienen de las aldeas vecinas como Komidolen et Wendjinkoro, Sansogou, Erinbo, Koroubo, Amanambo Komo, Bodio, Parou, Goren Grensogou, Dimeye Simikanda, Mounambomdo. Sólamente el pueblo de Enguela cuenta con 2.300 habitantes.

Enguela, junto con otras 23 aldeas, conforman el municipio rural de Bara-Sara. La pluviometría anual se sitúa en torno a los 400 mm. El problema es que durante la estación seca, de entre 8-9 meses, no cae ni una sola gota de agua, por lo que la estación lluviosa, tres meses a partir de junio, tiene que ser aprovechada al máximo para la siembra del mijo, el alimento principal. Con todo y con eso, debido a la extrema sequedad, el suministro alimentario a lo largo del año no está asegurado. Aunque la mayoría de los habitantes son de etnia dogón, también viven la región algunas familias peulh (pastores trashumantes). En cuanto a la religión, hay una mayoría de animistas, algunos musulmanes y ciertos cristianos, sin que haya ningún problema de convivencia.


La escuela permitirá, de manera muy directa, mejorar la calidad de la enseñanza y evitar la emigración de los jóvenes, bien hacia las ciudades más grandes, o lo que es peor, embarcarse en travesías peligrosas e interminables hasta Europa. Una vez construida la escuela, el Comité Escolar, compuesto por el director y algunos padres de alumnos se ha comprometido a mantener en las mejores condiciones posibles las instalaciones.