lunes, 26 de septiembre de 2011

Excavar un pozo en Mali, o al menos la mitad, es una cuestión de suerte


Una cuestión de fortuna salpimentada con una pizca de matemáticas básicas. Excavar un pozode supervivencia como el de Tinssagou (Mali) le cuesta a la Fundación Polaris unos 10.000 euros. Los aldeanos aportan en especies, trabajo y mano de obra el pico que falta para financiar los trabajos por completo, incluidos el brocal y el abrevadero que preservarán unas condiciones mínimas de higiene y sanidad.

Esto significa que con 5.000 euros, es decir, la mitad de la financiación requerida, se alcanzarán los 30 metros de profundidad (se necesitarán 30 más para alcanzar una capa freática subsahariana que fluya a lo largo de todo el año). Para obtener esos 5.000 euros, más o menos los obtenidos el año pasado por el mismo concepto, tras vender 20.000 euros de lotería de Navidad, la Fundación ha puesto a la venta el número 82049 que tiene buenas posibilidades de ser agraciado, nada más y nada menos, que con el Gordo del sorteo del próximo 22 de diciembre.

¿Buenas probabilidades? Más que buenas. Está adquirido en la afamada lotería El Gato Negro, ¿cómo no resultar premiado con semejante nombre?, de la calle Trapería de Murcia. Eso en primer lugar, en segundo, ni siquiera ha tocado una mísera pedrea en los años que la Fundación ha querido, pero no ha podido, distribuir la buena suerte. Así que ¿y si este año toca aquí? Quienes con toda seguridad resultarán afortunados serán los habitantes, especialmente mujeres y niños de Tinssagou, para quienes la excavación del pozo, iniciada hace unos días, más que una cuestión de suerte, constituye un asunto de supervivencia.

Los billetes, décimos o participaciones, se pueden adquirir en el despacho de la Fundación Polaris, en Balsicas, Murcia o enviando un correo a fundacionpolaris@polarisworld.com. También llamando al  968012615. Un billete completo, 10 décimos, cuesta 250 euros, de los cuales, 50 euros se destinarán al pozo de Tinssagou, un décimo se vende por 25 euros (5 euros para el pozo) y participaciones de 5 euros (1 euro como donativo).

sábado, 24 de septiembre de 2011

Envío de contenedor con material diverso a Mali


Envío de enero 2010 con material escolar

La Fundación Polaris World enviará, a mediados de octubre, un nuevo contenedor de material diverso a Mali. El contenedor, de 40 piés, será depositado en el Centre Pére Michel (Salesianos de Bamako), para ser distribuido posteriormente entre los diferentes proyectos, tanto de la Fundación Polaris como de las otras ONG’s que participan en el envío.

Entre otras muchas cosas, el contenedor, cuya salida está prevista desde Cartagena para mediados de octubre, lleva un tractor para el Centro Experimental Agrario de, una bomba de agua, 40 bicicletas (regaladas por el Ayuntamiento de Cartagena), una moto, tipo “scooter”, usada en su momento en el “paddock” de los campeonatos mundiales de motociclismo por Polaris Race Team; equipamiento informático donado por Red Integral Solidaria (Sevilla), que ellos mismos instalarán en diciembre en el Liceo de Nara, norte de Mali, material escolar recogido por la Associació Catalana d’Ajuda al Sahel, que distribuirán entre los proyectos que este organismo de Molins de Rei lleva a cabo en el país y medicinas genéricas –por valor de 3.000 euros- procedentes de Farmamundi (Valencia) que la Fundación Polaris donará a tres centros de salud comunitaria que, recientemente, han entrado en funcionamiento. El envío también está compuesto por un abundante listado de libros, tanto de texto como de lectura, donados por los alumnos del Liceo Francés de Murcia y el de Alicante.

Si quieres colaborar, puedes entregar material, aunque sea de segunda mano, pero en condiciones de uso, enviando un correo a fundacionpolaris@polarisworld.com o llamando al teléfono 968012615.  La Fundación Polaris puede recoger el material, o proporcionar cajas vacías, en cualquier origen de la Región de Murcia. Si procede de fuera, convendría enviarlo por una mensajería. Se recoge:

  • material escolar (cuadernos, lapiceros, bolígrafos), y deportivo
  • juguetes
  • libros de lectura y texto (SÓLO FRANCES E INGLÉS),
  • ropa y zapatos de niño, aunque esté usada (ADULTOS NO, POR FAVOR)


jueves, 22 de septiembre de 2011

Excavación de 3 pozos de supervivencia Gansogou, Tina y Tinssagou (Iwere, Mali)


Pozo tradicional en Iweré, en realidad un aljibe

En plena llanura del país dogón, noroeste de Mali, camino de la frontera de Burkina Faso, a unos veinte kilómetros de la espectacular falla de Bandiagara, el clima de tipo subsahariano, caracterizado por una estación seca bastante larga y una estación lluviosa de unos tres o cuatro meses, no amilana a los pobladores de Gansogou, Tina y Tinssagou, tres remotas aldeas que luchan, en medio de la nada, contra la desertización motivada por el viento y, sobre todo, por la falta de agua. La pluviometría es muy variable, aunque se advierte que cada año es menor. Así en el último decenio en el partido judicial de Koro, donde están asentadas las poblaciones, el mínimo algunos años se ha situado en 156 mm. Mientras el máximo ha podido alcanzar los 848 mm.

Los suelos son muy arenosos y porosos, lo que hace que el agua de las lluvias sea muy complicada de retener en superficie. Todo ello lleva a la degradación de la vegetación y a la desecación muy rápida de algunas balsas. Por las mismas razones, las capas freáticas son muy desiguales y difíciles de controlar, a veces se encuentran a 40 metros de la superficie, aunque en ocasiones hay que llegar a los 80.

La enorme pobreza de los habitantes, sus desconocimientos técnicos, así como la falta de organización implica la dificultad de construir pozos o puntos de agua suficientemente sostenibles desde el punto de vista técnico y sanitario. Ello produce que en algunas zonas la cobertura de agua no supere el 28% en algunos poblados, en otras puede llegar, aunque nunca en condiciones sanitarias aceptables, hasta el 80%. Las consecuencias, sobre todo infecciones, tanto para los animales como para las personas son desastrosas. El consumo de agua llena de barrillo, extraída de charcas y pequeños pantanos provoca numerosas infecciones intestinales, mortales en numerosos casos, sobre todo para los segmentos de las poblaciones más fragilizadas, los niños.

Los habitantes viven del cultivo de cereales, sobre todo el mijo, pero siempre sujeto a los caprichos de la pluviometría. La llanura donde se encuentran los poblados concernidos se denominaba hace años “granero del mijo”, pero en los últimos años, debido a la escasez de agua no puede, ni siquiera, soportar a los propios habitantes  de la zona. La ganadería también ha ido a menos, a causa de la falta de agua, provocando numerosos conflictos entre las etnias trashumantes, dedicadas a la ganadería y las poblaciones más asentadas.

Existe un ligero incremento de comercio gracias a las ferias locales, celebradas en las diferentes aldeas de forma rotatoria semanal, si bien, la mayoría de las transacciones son ejecutadas por los hombres, lo que crea una notable desigualdad de recursos con las mujeres, especialmente las más necesitadas (viudas, familias muy numerosas, etc.)


Por razones económicas y sanitarias, la carencia de agua es uno de los principales factores de falta de desarrollo, por lo cual, la construcción de los tres pozos resolvería no pocas dificultades actuales relacionadas con este grave problema. Cuando no se producen accidentes mortales. Hace unos meses en el pozo de la imagen, una madre con su bebé a hombros, cayó en el pozo al hundirse las maderas podridas que protegían el acceso. Perecieron ambos.

La Fundación Polaris World, con el apoyo de Cáritas Mali, ha financiado y comenzado la excavación de tres pozos. El objetivo principal del proyecto es la mejora de las condiciones de acceso al agua potable de las tres aldeas concernidas, pertenecientes a la parroquia de Pel. La población de los tres pueblos y algunas pedanías adyacentes supera las 5.000 personas en total.

La etnia principal son los dogones, con algunas familias mossis. Los habitantes beben agua  arcillosa. Ello pese a que las mujeres tienen que pasar más de 7 horas por jornada a la búsqueda del agua; en numerosas ocasiones se tienen que desplazar a otras aldeas vecinas, a unos 5 kilómetros de distancia, donde, en ocasiones, las condiciones no son mucho mejores. La construcción de los pozos beneficiará a numerosas personas, tanto a los habitantes sedentarios de las aldeas, como a las familias trashumantes de ganaderos, así como a otras aldeas vecinas. Los trabajos serán ejecutados por el equipo de “Proyectos de pozos Pel/Segue”, que está instalado en Pel, bajo la coordinación de Cáritas Diocesana de Mali, sede de Mopti.

Para garantizar la viabilidad del proyecto, Cáritas y la Fundación Polaris, han puesto su confianza en las asociaciones femeninas locales. En efecto, para este tipo de proyectos, suelen ser ellas, especialmente en el asunto de la higiene y la limpieza, quienes mejor se organizan a fin de aplicar unas cuantas reglas básicas que sirven para una mejor utilización de los puntos de agua. Asimismo, desarrollan, una vez que tienen disponible el agua en condiciones sanitarias mínimas, diversos programas de aprendizaje, tales como técnicas de filtración de agua y el tratamiento adecuado de las mismas.

El costo total de los tres pozos, incluido el brocal y abrevadero, necesarios para garantizar la higiene será de unos 39.000 euros. Al acceder a la financiación, la Fundación Polaris solicitó que la aportación local, en especies y mano de obra, fuera de unos 1.500 euros por pozo. De este modo, la aportación de la Fundación para cada uno de los 3 pozos superará, ligeramente, los 10.000 euros. Las obras en la aldea de Tinssogou, comenzaron hace varias semanas.

martes, 13 de septiembre de 2011

Escuela primaria de Patin, Mali: cuando las tormentas de arena suspenden la lección


Se suele decir que el desarrollo humano y económico pasa por la educación. Fácil de afirmar cuando esto se apunta desde la estancia confortable de una biblioteca, o se escribe desde el teclado de un superordenador conectado a los cuatro puntos cardinales de la Tierra, a veces incluso con el espacio.

Durante muchos años, la población de Patin, noroeste de Mali, no muy lejos de la frontera con Burkina Faso, había luchado por disponer de una escuela, lo que en su momento consiguieron, aunque no tenían aulas. Claro, que disponer de los maestros, se puede decir, es el mejor principio. Poco después consiguieron tres clases, pero como desde hace seis años, la escuela tiene seis maestros, tres de entre ellos se ven obligados a enseñar en un cobertizo de paja y ramas. Desde diciembre a febrero, durante la época seca y con bastante frío, los niños cogen enfermedades como neumonías y otras más graves, ya que no están protegidos contra las inclemencias del invierno maliense.En la misma jornada, la temperatura puede pasar de 5º a 35º, aunque lo peor son los fuertes temporales en la época de las lluvias.

Desde febrero, una vez comienzan los grandes calores, hasta el fin del año, está bien aprender en el cobertizo, pero como Patin, aldea adscrita al municipio de Youdiou situada en plena llanura dogón de Mali. La inmensa mayoría de la población es dogón, si bien algunos de los maestros proceden de otras partes del país. Está en una zona subsahariana con mucho viento que arrastra la arena; en numerosas ocasiones se ven obligados a suspender las clases porque nos alumnos no ven nada. Además, como la escuela no tiene ningún tipo de verja o protección, los animales se entremezclan con los alumnos. Se necesitaba, pues, mejorar las condiciones de los alumnos que reciben cursos en esas tres clases provisionales.

Los beneficiarios de este proyecto, asumido recientemente por la Fundación Polaris, serán, en primer lugar, los propios alumnos, pero también sus familiares y la aldea en su conjunto, tanto la de Patin, como el municipio rural al que pertenece: Youdiou. Y, obviamente, el marco general de la educación en todo el país. El pueblo está dirigido por el jefe, el más anciano, de la aldea, que se ocupa generalmente de dirimir las disputas por asuntos tradicionales, por ejemplo, los límites de tierras o las rencillas entre familias. Sin embargo, la parte administrativa es gestionada por un alcalde elegido democráticamente por todos los aldeanos.

El objetivo primordial es contar con tres aulas y un sencillo equipamiento de mesas y bancos corridos, así como tres letrinas y una verja que aísle a los alumnos del exterior a fin de que puedan desarrollar sus actividades con una cierta tranquilidad.

De forma secundaria, se pretende resolver las dificultades ligadas a la falta de las aulas. Sin duda, con este proyecto se conseguirá que puedan estudiar más tranquilamente y, sobre todo, que no se queden ningún día sin clase, al estar al abrigo de las intemperies, también significarán, para el resto de la población un elemento esencial de desarrollo, no teórico, sino bien práctico.


Existe, actualmente un Comité de Gestión Escolar que vela por las actividades actuales y, que sin duda, también se encargará de que el proyecto llegue a buen término. Una vez concedida la financiación, 31.662 euros, aportada en su mayor parte por la Fundación Polaris,  se prevé que las obras estén finalizadas en unos tres meses.