lunes, 30 de mayo de 2011

Pongonon, una aldea perdida, ha encontrado agua en medio del Sáhara

Pongonon es una aldea de unos 1.500 habitantes localizada en el noroeste de Malí, no muy lejos de la frontera con Burkina Faso. En pleno desierto del Sahara, la llanura se extiende hasta perderse de vista, por centenas de kilómetros, sólo salpicada de arbustos espinosos y algún que otro “baobab”.

El frecuente viento del desierto, que arrastra la arena, hasta convertir la escasa vegetación en invisible, no hace sino aumentar el sentido de sentirse perdido en medio de la nada. El pueblo, por llamarlo de alguna manera, más cercano y al que se llega por un laberinto de caminos arenosos, en la época seca, es Pel, situado a más de 40 km. de distancia.

Con todo, ni el viento, ni la arena asusta a los pobladores de Pongonon, más que habituados a la sequedad mientras pastorean, los llamados “peulh”, las cabras desperdigadas entre los arbustos o cultivan el mijo aprovechando la época lluviosa que, si hay suerte, dura unos tres meses, finales de la primavera hasta bien avanzado el verano. El temor principal de los dogón, la etnia que durante siglos ha sobrevivido en este desierto, es la falta de agua. Durante el otoño aprovechan en los pozos tradicionales, en realidad aljibes excavados en pleno arenal, el agua recogida durante la época de la lluvia. Cuando esta se agota, lo que suele acaecer hacia finales de año y, hasta la próxima estación lluviosa, comienza la peregrinación diaria, a veces dura tres o cuatro días, a otras aldeas que, situadas a 15 o 20 kilómetros, pueden disfrutar de algo más de agua.

Agua, que en todo caso, es escasa, lo que produce no pocos conflictos con los habitantes de otros pueblos, impide la escolarización de los niños, ocupados en las tareas de búsqueda y hasta divorcios. Como solución parcial a tan grave problema, la Fundación Polaris emprendió hace un año la tarea de excavar un pozo, no de mucha profundidad, unos 20 metros, la capa freática no está muy profunda, pero con técnicas más propicias para que disponga de agua a lo largo del año, esto es, tenga un manantial, además de dotarlo de anillos de hormigón para que no se hunda, así como un brocal que preserve unas condiciones sanitarias mínimas. Los animales podrán beber de un pilón anexo, a la vez que la soga de la polea de extracción evitará ser contaminada con los excrementos.

De este modo, se cumple la doble finalidad de dotar de agua a una población con extremada necesidad de ella, pero en un marco sanitario mucho más adecuado. La obra, ya finalizada y en funcionamiento, ha costado 15.483 euros. Los pobladores han contribuido al costo con 2.286 euros, por lo que la aportación de la Fundación Polaris ha sido de unos 13.196 euros.

lunes, 23 de mayo de 2011

Escuela infantil en Gao, Mali, en el fin del mundo (casi)

La Fundación Polaris World ha financiado la construcción de tres clases escolares en Gao, una remotísima zona del este deMali, al borde del río Níger y muy cerca de la frontera con Burkina Faso. El proyecto, cuyo costo supera los 40.000 euros, será ejecutado por las religiosas de S. José de Cluny, entre las que se encuentran algunas españolas, siendo de las pocas europeas que permanecen en la zona ante la amenaza terrorista del extremismo islámico.



El proyecto consiste en la construcción de tres clases para escolares en edad infantil a fin mejorar los niveles de conocimiento y la capacidad intelectual de los pequeños, los más vulnerables de la región que no tienen apenas medios, ni siquiera para los estudios más elementales. Para completar el proyecto, se proyecta, asimismo, la provisión de material didáctico, una pequeña biblioteca, además de espacios adecuados para el estudio y el apoyo escolar. Los principales beneficiarios de la construcción de las tres aulas serán los niños de 3 a seis años, perteneciendo todos a familias muy humildes y desfavorecidas. En total, cada curso se beneficiarán 50 niños por clase, es decir, 150 niños por año.



El proyecto está amparado por la parroquia católica de Gao, en plena zona desértica, muy conflictiva por situarse en un área con muy escaso control por parte del Gobierno central. Desde su fundación, la parroquia ha trabajado en todo momento con pobres, enfermos y desheredados que han encontrado en la parroquia un apoyo, prácticamente el único. Esta ayuda, sea en socorros alimentarios, asuntos de salud, escolaridad, etc. se presta, según los medios disponibles y sin tener para nada en cuenta la religión, la procedencia, la raza o el sexo.



La ayuda que se presta, siempre insuficiente, se extiende también al ámbito de la escolaridad, tanto para los niños, como para la formación de adultos, incluso se trabaja también con los prisioneros de la cárcel de Gao, sometidos a notables dificultades alimenticias. La parroquia, inmensa, ya que cubre las regiones de Gao, Kidal y Tombuctú, realiza una tarea muy delicada en apoyo de la Asociación ASED (Asociación para la Ayuda a los Niños Pobres), chicos procedentes de familias muy desfavorecidas, sobre todo huérfanos, intentando, al menos, ofrecerles una comida al día y animándoles a asistir a la escuela elemental.



Con la construcción de las tres aulas, se prevé mejorar los niveles de conocimiento de los escolares, una población muy vulnerable ya que no tienen ningún medio para estudiar lo más elemental. De forma secundaria, el proyecto también servirá para mejorar las condiciones socioeconómicas de los familiares de los niños y tiene como propósitos específicos: asegurar que haya una continuidad escolar propiciando unos medios adecuados de escolarización, fomentar la escolaridad de las niñas, un asunto que siempre es problemático en la zona, y el desarrollo del lenguaje entre los más pequeños. Muchos tienen dificultades para comunicarse porque sus padres no hablan mucho con ellos, lo cual agrava el problema a medida que se hacen mayores.





El costo total del proyecto se eleva a 44.002 euros. Tras analizar los diferentes aspectos del mismo, la Fundación ha acordado aportar 31.293 euros, a lo largo de dos años, ya que las clases se construirán paulatinamente. Parte del dinero contribuido se destinará a la construcción de un pequeño despacho para el director y unas letrinas que mantengan unas condiciones higiénicas mínimas entre los alumnos. Las obras están a punto de finalizar.

lunes, 16 de mayo de 2011

IV Cena Benéfica en la Torre Golf Resort

El próximo  24 de junio, viernes, se celebrará, en El Lago de la Torre de La Torre Golf Resort, la tradicional Cena Benéfica de la Fundación Polaris World, que en esta ocasión celebra ya su cuarta edición. La Cena Benéfica se ha convertido, durante las ediciones anteriores, en una excelente ocasión de colaborar con los proyectos de la Fundación. Además de disfrutar de una velada variada y agradable, donde se combina el conocimiento y conversación entre los socios y simpatizantes que acuden, con algún espectáculo musical de calidad, la Fundación a través de murales, proyecciones e imágenes muestra las principales actividades llevadas a cabo en el año.

La gala se salpica de una generosa tómbola y otros elementos lúdicos, incluida una excelente gastronomía, lo que permite a los participantes, cada año han participado unas 400 personas, disfrutar de un rato divertido con el aliciente de estar ayudando a personas que necesitan del apoyo de la Fundación. El beneficio neto se sitúa en torno a los 20.000 euros (más o menos lo que vale excavar un pozo en África). Precisamente este año, los beneficios que se obtengan se dedicarán a la excavación de cuatro pozos en el proyecto de “Ayuda a las viudas y huérfanos de Sevaré, Mali”, descrito en este mismo blog. 


martes, 10 de mayo de 2011

Dotación de agua potable y equipamiento para escuela de Yaoundé (Camerún)

La Fundación Polaris World financió recientemente, con 30.000 euros la infraestructura de agua potable para  un  centro polivalente de educación secundaria y promoción social  en el barrio rural de Simbock, en Yaoundé, gestionado por la congregación de las hermanas de Jesús María.  El proyecto ha financiado la construcción de dos pozos con sus bombas, así como de parte del equipamiento educativo: libros de texto para las aulas. El bajo nivel económico de los alumnos del barrio no les permite comprar los libros.



El centro polivalente para el que se ofertarán las plazas ofertará, una vez completado el proyecto, 1300 plazas escolares del nivel de secundaria: cursos de promoción social e integración laboral: alfabetización, corte y confección, lenguas,  informática y artesanía tradicional;  campos de deporte abiertos al barrio en horario extraescolar; biblioteca de 100 puestos abierta al barrio en horario extraescolar



Sin existir un censo oficial del barrio, los jefes locales estiman al menos 10.000 personas (censo de adultos).  Es un barrio nuevo de gran crecimiento que acoge desplazados de zonas rurales de bajos ingresos (60% de la población vive con menos de un dólar diario) y a personas del gobierno de rentas altas, poniéndose en evidencia las enormes diferencias sociales. Así coexisten en el barrio coexisten dos clases sociales en contraste: miembros del gobierno que habitan en grandes parcelas y casas lujosas, y la población rural originaria a la que se ha unido otra  población que no puede mantener o acceder a una vivienda propia, afectados por la crisis económica o provenientes de zonas rurales. Un sector importante (30%) viven en habitaciones alquiladas, al carecer de viviendas.





Con la  dotación de agua potable al centro educativo mediante la construcción de dos pozos con sus bombas y el equipamiento educativo: libros de texto para las aulas y biblioteca se mejorará la situación social, educativa y sanitaria de la población del barrio de Simbock. El establecimiento de un centro educativo, en todos sus aspectos y actividades supone la creación de puestos de trabajo en el barrio que ayudará a la mejora del nivel de vida de muchas familias.



La ejecución de los pozos, la ha  realizado una fundación especializada “Projet Eau Potable- Otelé”, con la que se han realizado otros pozos en el barrio. Esta organización asume  la reparación y mantenimiento de los pozos y bombas de agua. En la ciudad hay técnicos especializados para el mantenimiento de equipos e instalaciones. La empresa constructora establecerá, de acuerdo con la contraparte local, un periodo de garantía de los trabajos ejecutados.



El primero tiene una profundidad de 26m, un caudal de 850l/h  y ha sido construido con aros de hormigón y acabado exterior en cemento,  con una bomba manual y otra eléctrica instalada. El costo ha sido de 9.146,34€. El segundo pozo de 26m de profundidad, caudal 850l/h  y construido con aros de hormigón y acabado exterior en cemento,  tiene una bomba otra eléctrica instalada. El costo total ha alcanzado los   8.384,15 €



El resto de la financiación otorgada por la Fundación Polaris World se ha dedicado a la compra de 182 juegos de  libros de texto  para la utilización de los  alumnos en las salas de clase y biblioteca.

sábado, 7 de mayo de 2011

Huertos familiares y cooperativos en la República Saharaui



Recientemente, la Fundación Polaris World, en cooperación con la Asociación de Amistad y Solidaridad con el pueblo Saharaui Mar Menor (Murcia) terminó el proyecto, iniciado a finales de 2008, para apoyar el desarrollo de huertos familiares y cooperativos en los campamentos de refugiados saharauis en Argelia, en el campamento de Dajla.



El Proyecto de Apoyo Alimentario y Social Huertos Cooperativos y Familiares en los campamentos de Refugiados Saharauis es un proyecto productivo del sector agrícola cuyo objetivo es la soberanía alimentaria a través del desarrollo de huertos y de granjas de gallinas.


La implementación de este proyecto esta sometida a dos directrices básicas: la participación activa, en todas las fases, de la población y la premisa de que una vez equipadas las huertas, en el plazo de dos años, se debe dejar de prestar ayuda por parte de la contraparte, dado que los beneficiarios y beneficiarias de este proyecto tendrán que autoabastecerse y promover la sostenibilidad.



Es importante señalar que en algunas cooperativas creadas con proyectos anteriores, se ha conseguido vender una pequeña parte de la cosecha, sobre todo tomates. Con esta pequeña venta la población beneficiaria directa ha tenido la opción de comprar el combustible para la motobomba y las semillas que no pueden producir, así como de realizar reparaciones de maquinaria y reposición de herramienta, es decir, se tienen experiencias anteriores que avalan que este tipo de proyecto promueven la  dinámica del autoabastecimiento.



Los beneficiarios directos: 700 personas ( 80% son mujeres), en total unas 370 familias implicadas en los huertos familiares. Directamente también se beneficiarán unos 2.255 trabajadores en los huertos cooperativos. El trabajo de la Asociación del Mar Menor, que son los interlocutores directos con la población, se centra en trabajar directamente con unas 12 personas que tienen la responsabilidad del proyecto. Estos 12 interlocutores representan a los promotores de los 70 huertos equipados el año anterior y de los 70 nuevos que se agregan al proyecto. El campamento Dajla tiene una población de 30.000 personas.



Como objetivo general y prioridades se pueden señalar, de forma concreta: cubrir en un año todas  las necesidades de suministro de 70 huertos.  En términos de desarrollo se espera ofrecer un recurso socio-económico a las familias de los campamentos de refugiados saharauis, mejorando la alimentación de la población a la par que se aumenta la salud, enseñar a trabajar con técnicas de cultivo válidas, evitar la vida sedentaria, pendiente sólo de la ayuda internacional, crear nuevas oportunidades de empleo en los propios campamentos.



El coste total del proyecto se elevaba a  91.614´00 €, de los cuales la Fundación Polaris World ha aportado 24.000 euros.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Pongonon, una aldea perdida en medio del Sahara, encuentra agua

El zahorí del pueblo señala el sitio para la excavación
Pongonon es una aldea de unos 1.500 habitantes localizada en el noroeste de Malí, no muy lejos de la frontera con Burkina Faso. En pleno desierto del Sahara, la llanura se extiende hasta perderse de vista, por centenas de kilómetros, sólo salpicada de arbustos espinosos y algún que otro “baobab”. El frecuente viento del desierto, que arrastra la arena, hasta convertir la escasa vegetación en invisible, no hace sino aumentar el sentido de sentirse perdido en medio de la nada. El pueblo, por llamarlo de alguna manera, más cercano y al que se llega por un laberinto de caminos arenosos, en la época seca, es Pel, situado a más de 40 km. de distancia.



Con todo, ni el viento, ni la arena asusta a los pobladores de Pongonon, más que habituados a la sequedad mientras pastorean, los llamados “peulh”, las cabras desperdigadas entre los arbustos o cultivan el mijo aprovechando la época lluviosa que, si hay suerte, dura unos tres meses, finales de la primavera hasta bien avanzado el verano. El temor principal de los dogón, la etnia que durante siglos ha sobrevivido en este desierto, es la falta de agua. Durante el otoño aprovechan en los pozos tradicionales, en realidad aljibes excavados en pleno arenal, el agua recogida durante la época de la lluvia. Cuando esta se agota, lo que suele acaecer hacia finales de año y, hasta la próxima estación lluviosa, comienza la peregrinación diaria, a veces dura tres o cuatro días, a otras aldeas que, situadas a 15 o 20 kilómetros, pueden disfrutar de algo más de agua.



Agua, que en todo caso, es escasa, lo que produce no pocos conflictos con los habitantes de otros pueblos, impide la escolarización de los niños, ocupados en las tareas de búsqueda y hasta divorcios. Como solución parcial a tan grave problema, la Fundación Polaris emprendió hace un año la tarea de excavar un pozo, no de mucha profundidad, unos 20 metros, la capa freática no está muy profunda, pero con técnicas más propicias para que disponga de agua a lo largo del año, esto es, tenga un manantial, además de dotarlo de anillos de hormigón para que no se hunda, así como un brocal que preserve unas condiciones sanitarias mínimas. Los animales podrán beber de un pilón anexo, a la vez que la soga de la polea de extracción evitará ser contaminada con los excrementos.



De este modo, se cumple la doble finalidad de dotar de agua a una población con extremada necesidad de ella, pero en un marco sanitario mucho más adecuado.  La obra, ya finalizada y en funcionamiento, ha costado 15.483 euros. Los pobladores han contribuido al costo con 2.286 euros, por lo que la aportación de la Fundación Polaris ha sido de unos 13.196 euros.