sábado, 15 de octubre de 2016

BARGUÉ (MALI): LA ESCUELA DEL FIN DEL MUNDO

Bargué, Kassa, Wakra, Ten, Kono y Kanda son las 5 aldeas, en una remota localización del País Dogón, en Mali, que, en unos cuatro meses, podrán contar con una escuela digna para los 208 alumnos matriculados este curso. Y naturalmente, para los que asistan en los cursos venideros. Lo de remota no es una metáfora: los vehículos no pueden llegar a la aldea, a la que de todos modos hay que ir a través de un camino rocoso e impracticable para los vehículos. Así que el constructor ya nos ha avisado que para los últimos kilómetros no queda otro medio que transportar el material a lomo de asno o portándolos sobre las cabezas de los habitantes de la zona. Para complicar aún más el proyecto, la arena, esencial para la construcción, hay que acarrearla desde 15 kilómetros. Pese a que estamos en una región subsahariana.

El proyecto, según el modelo desarrollado por la Fundación Polaris World en la zona, consiste en la construcción de tres aulas en piedra tallada para reemplazar los cobertizos donde ahora están impartiendo las clases [ÁLBUM FOTOGRÁFICO]. Como el director no tiene espacio para conservar los documentos de la escuela, se construirá un pequeño almacén que, al mismo tiempo, hará las funciones de despacho del director. Finalmente, con la construcción de tres letrinas se asegura la higiene del entorno y de los alumnos. Un constructor, experimentado en este tipo de construcción, se encargará de la edificación. Los habitantes de la aldea aportarán su contribución en especies, bien en mano de obra, bien con la manutención de los albañiles. Por ello, gracias a la contribución en especie de la población, el costo total, valorado en unos 40.000 euros, rebajará la aportación de la Fundación Polaris World hasta los 36.800.

Los beneficiarios de este proyecto son 208 alumnos inscritos para el curso escolar 2016-2017 que vienen de diferentes aldeas de los alrededores: Kassa, Wakra, Ten, Kono et Kanda. Los beneficiarios indirectos serán todas las familias y habitantes del municipio de Muétoumon, donde está enclavada la aldea de Bargué y, en fin, el conjunto del país.

Bagué está situado en la meseta de Bandiagara y cuenta con 870 habitantes. Su nombre, como es tradicional, se describe mediante una leyenda. Esta es la historia de la fundación de la aldea. Érase una vez un cazador de nombre Ennaï Djaria que, huyendo de los invasores de aquella época, terminó por llegar a estos parajes, donde encontró la paz y la tranquilidad. De ahí el nombre de Bagué que significa: bendición, paz, situación de gracia.

La pluviometría, como en toda la zona es muy baja. De hecho, a causa de la carencia de lluvias, la seguridad alimentaria no está garantizada todo el año. Muchos jóvenes han emigrado a las ciudades. La mayoría de la población es dogón, aunque también hay algunos pastores “peulh”. En el poblado coexisten pacíficamente, cristianos, animistas y musulmanes. La economía está basada, esencialmente, en la agricultura.

Con este proyecto se mejorarán las condiciones de escolarización de los alumnos y la mejora de espacios para la impartición de clases, lo que incrementará la calidad de la enseñanza. Al mismo tiempo se facilitará que la población de Bagué y de las aldeas vecinas dispongan de una educación de calidad, luchando contra el éxodo rural, al impulsar que todos los niños y niñas acudir a la escuela. Existe un comité, conformado por los padres de los alumnos y el director, quienes se encargan de la gestión escolar. También se han comprometido al mantenimiento de las instalaciones una vez terminadas. Una vez iniciadas las obras, algo que se prevé sea en un par de semanas, el plazo de finalización será, aproximadamente de 4 meses.



domingo, 2 de octubre de 2016

MINTA (MALI): EL NIÑO DEL BARÇA YA TIENE DISPENSARIO

Cuando en la primavera la Fundación Polaris World comenzó su último proyecto, el Dispensario de Minta, entre las imágenes que nos llegaron de la aldea y sus habitantes, una de las más llamativas era la de un niño sentado en el suelo, entreteniéndose con las virutas que algún adulto, tras tallar varios mangos de herramientas agrícolas había dejado en el suelo. Otro niño, también con camiseta “culé” le observa sentado en una piedra. [Álbum fotográfico]

Para estos dos niños de la aldea de Minta, así como para otras 11 aldeas de los contornos: Dissa, Oufou, Zerema, Saye, Boila, Djinto, Mangan, Boussouré, Anakana, Domini y Molé, la Fundación, con un coste de 36.500 euros acaba de dar, literalmente, los últimos retoques al dispensario que servirá para cubrir las necesidades sanitarias básicas de una población asentada en una zona remotísima de Mali, ya en la frontera con el país limítrofe, Burkina Faso.

Los lugareños tienen el compromiso, como ha ocurrido en los otros 8 dispensarios en funcionamiento que la Fundación ha construido durante los últimos años en el País Dogón (noroeste de Mali) de contratar, primeramente, un auxiliar de enfermería cualificado y una comadrona, así como disponer de un pequeño stock de medicinas pagado por la población local. En un plazo de, aproximadamente, dos años, el Gobierno asumirá el usufructo del Centro de Salud de Minta dotándolo, previsiblemente, de un médico con visitas rotatorias.

La parte más frágil de la población, embarazadas y bebés, encontrarán un espacio para mejorar sus posibilidades de supervivencia (la tasa de mortalidad suele superar los 100 niños por cada 1.000 habitantes). El Comité Local, conformado por representantes de las 12 aldeas, se encargará del mantenimiento del dispensario.

El modelo de centro de salud que ha implantado la Fundación Polaris World en el país dogón consiste de tres módulos. Uno, más pequeño, hace las funciones de despacho para el personal médico, archivos y farmacia. Un segundo módulo sirve para la consulta de los enfermos y un tercero se usa como maternidad, preservando una cierta intimidad para las parturientas en unas condiciones sanitarias mínimamente dignas.

La construcción, relativamente rápida, pese al aislamiento de la zona [Google Maps], ha sufrido el parón de la época de las lluvias, cuando los habitantes de las aldeas dedican todo su tiempo a la siembra del mijo, uno de sus principales sustentos. Curiosamente, pese a que Minta se encuentra en pleno desierto subsahariano, también existe una pequeña economía, básicamente de subsistencia, a través de la pesca. En la época de las lluvias una depresión recoge el agua de las zonas adyacentes y se crea una importante laguna donde, tradicionalmente, se trabaja, durante un corto espacio de tiempo, en la pesca.

Como se puede ver en el álbum fotográfico, es impensable traer desde Mopti o Bandiagara, salvo los marcos de las ventanas y las puertas, el material de construcción, así que la solución ha sido elaborar “in situ” las bovedillas para construir los muros. En una zona tan desértica, uno de los problemas principales ha sido el agua para mezclar el cemento, tarea en la que han colaborado los habitantes, así, también es parte de su colaboración en especies, en el alojamiento y manutención de los albañiles. Una manera de abaratar los costos.


Y aunque parezca raro, el material más caro, ha sido, como suele ser habitual en estos casos, la arena para elaborar el cemento. La arena, la que se usa para fraguar el mortero, no todas valen, hay que acarrearla desde lugares alejados. En cualquier caso, el proyecto está terminado, como se puede ver por las imágenes, cuya toma ha coincidido con el fin de la época de las lluvias, de ahí que el verdor domine sobre el ocre de los edificios y contraste sobremanera con algunas de las otras imágenes tomadas durante la época seca.

domingo, 3 de julio de 2016

MINTA (MALI): LOS MUROS QUE NECESITA ÁFRICA

El compromiso de 240 asistentes presenciales, sumados a los 33 participantes mediante la Fila Cero permitirá que la Fundación Polaris World complete la edificación del dispensario de Minta, en el noroeste de Mali, una remota aldea pegada a la frontera con Burkina Faso. En efecto, durante la reciente celebración de la IX Cena Benéfica de la Fundación, tal y como señaló el presidente de la misma, Narciso Lozano, estos son los muros que África necesita, los de la solidaridad manifestado en las paredes del dispensario, cuyo progreso de la construcción se puede observar en este [Album fotográfico]

El presidente explicó con unas cuantas imágenes el desarrollo y ejecución de los proyectos que la Fundación lleva a cabo, esencialmente en Mali. El dispensario de Minta representa el número 112 de los ejecutados, en torno a los 50 en este país de África Occidental. A veces, por la distancia y las dificultades de acceso, la ejecución de los proyectos no es sencilla. Por poner un ejemplo, en el caso del Centro de Salud de Minta, algo tan sencillo como acarrear la arena, pese a que estamos en pleno desierto, tiene que hacerse desde unos 15 kilómetros. Algo parecido ocurre con el agua necesaria para fraguar el cemento y las bovedillas.

En su undécimo aniversario, la Fundación volvió a concitar la solidaridad de numerosos amigos y simpatizantes. En total el beneficio neto de la cena se elevó a 12.830 €, de los cuales 3.390 € fueron generados por la rifa de los numerosos regalos donados por benefactores. Mención especial merece La Herencia Salón Celebraciones que, además de un exquisito servicio, realizó una importante aportación al proyecto.

El Centro de Salud, cuyo coste está presupuestado en 36.500 euros, financiados en su totalidad por la Fundación Polaris World, tendrá el compromiso, como está ocurriendo en los otros ocho actualmente en funcionamiento, de contratar, primeramente, auxiliar de enfermería cualificado y una comadrona, así como disponer de un pequeño stock de medicinas pagado por la población local. En un plazo de, aproximadamente, dos años, el Gobierno asumirá el usufructo del Centro de Salud de Minta dotándolo, previsiblemente de un médico con visitas rotatorias.

Aunque las necesidades no quedarán cubiertas del todo, el dispensario más próximo se encuentra a 21 kilómetros, siempre con el hándicap de caminos intransitables, especialmente desde junio hasta noviembre, durante la estación de lluvias, al menos las 12 aldeas que junto con Minta (Dissa, Oufou, Zerema, Saye, Boila, Djinto, Mangan, Boussouré, Anakana, Domini y Molé) sentarán las bases para una asistencia sanitaria elemental con perspectivas de mejorar notablemente a corto medio plazo.

La parte más frágil de la población, embarazadas y bebés, encontrarán un espacio para mejorar sus posibilidades de supervivencia (la tasa de mortalidad suele superar los 100 niños por cada 1.000 habitantes). El Comité Local, conformado por representantes de las 12 aldeas, se encargará de que el proyecto llegue a buen puerto.

Imagen cortesía de R.F.
La Fundación Polaris World ha decidido construir un centro de salud, siguiendo el modelo de los otros ocho ya edificados y en funcionamiento en la zona. Los lugareños tienen dos exigencias, colaborar en especies, mediante mano de obra o alojando a los albañiles y que la edificación respete la arquitectura popular local.


El modelo de centro de salud que ha implantado la Fundación Polaris World en el país dogón consiste de tres módulos. Uno, más pequeño, hace las funciones de despacho para el personal médico, archivos y farmacia. Un segundo módulo sirve para la consulta de los enfermos y un tercero se convertirá en maternidad, preservando una cierta intimidad para las parturientas en unas condiciones sanitarias mínimamente dignas. Actualmente dan a luz en sus casas, sobre piso de tierra.

viernes, 13 de mayo de 2016

MINTA: EL DISPENSARIO EN ‘LA FUENTE QUE APAGA LA SED’

Minta es una aldea en el noroeste de Mali, cerca de la frontera de Burkina Faso, cuyo nombre significa “la fuente que apaga la sed” [Google Maps]. Las fuentes de agua que había en la comarca, hace años, representaban para los habitantes una enorme tragedia. En efecto, la etnia Mossis, que habitaba al otro lado de la actual frontera, aprovechaba que los aldeanos se congregaban en los puntos de agua para ejecutar “razzias” donde a la vez que se llevaban el agua, hacían esclavos entre las gentes del lugar. A la gente del lugar no les quedó otra solución que realizar sacrificios para que el agua fuera menos accesible. De esta forma desapareció la esclavitud, pero, al mismo tiempo, al descender la capa freática se acució el problema de acceso al agua.

Encrucijada de etnias, en Minta [Album fotográfico], además de mossis, conviven en la actualidad, dogones, dafing, peulh (pastores transhumantes), samogos y panan, una pequeña babel de costumbres, culturas y lenguas. Minta pertenece al municipio de Baye que, con una superficie de 2.142 kilómetros cuadrados tiene una población de 33.438 habitantes, abarcando 33 aldeas. Esto es como si la población de Torre Pacheco ocupara la superficie de la provincia de Vizcaya.

Aparte de los problemas de acceso al agua, los habitantes de la zona tienen que afrontar dos obstáculos especialmente duros. El primero es la escolarización que se sitúa en el 30,27% (sólo hay dos escuelas para los 33.000 habitantes largos) y el segundo es la sanidad. En todo el municipio de Baye, recordemos, tan grande como Vizcaya, sin ningún tipo de carretera asfaltada, sólo pistas de tierra, impracticables en la época de lluvias, sólo hay dos dispensarios. La electricidad tampoco existe.

La Fundación Polaris World ha decidido construir un centro de salud, siguiendo el modelo de los otros ocho ya edificados y en funcionamiento en la zona. Los lugareños tienen dos exigencias, colaborar en especies, mediante mano de obra o alojando a los albañiles y que la edificación respete la arquitectura popular local.

El modelo de centro de salud que ha implantado la Fundación Polaris World en el país dogón consiste de tres módulos. Uno, más pequeño, hace las funciones de despacho para el personal médico, archivos y farmacia. Un segundo módulo sirve para la consulta de los enfermos y un tercero se convertirá en maternidad, preservando una cierta intimidad para las parturientas en unas condiciones sanitarias mínimamente dignas. Actualmente dan a luz en sus casas, sobre piso de tierra.

El Centro de Salud, cuyo coste está presupuestado en 36.500 euros, financiados en su totalidad por la Fundación Polaris World, tendrá el compromiso, como está ocurriendo en los otros ocho actualmente en funcionamiento, de contratar, primeramente, auxiliar de enfermería cualificado y una comadrona, así como disponer de un pequeño stock de medicinas pagado por la población local. En un plazo de, aproximadamente, dos años, el Gobierno asumirá el usufructo del Centro de Salud de Minta dotándolo, previsiblemente de un médico con visitas rotatorias.

Aunque las necesidades no quedarán cubiertas del todo, el dispensario más próximo se encuentra a 21 kilómetros, siempre con el hándicap de caminos intransitables, especialmente desde junio hasta noviembre, durante la estación de lluvias, al menos las 12 aldeas que junto con Minta (Dissa, Oufou, Zerema, Saye, Boila, Djinto, Mangan, Boussouré, Anakana, Domini y Molé) sentarán las bases para una asistencia sanitaria elemental con perspectivas de mejorar notablemente a corto medio plazo.

La parte más frágil de la población, embarazadas y bebés, encontrarán un espacio para mejorar sus posibilidades de supervivencia (la tasa de mortalidad suele superar los 100 niños por cada 1.000 habitantes). El Comité Local, conformado por representantes de las 12 aldeas, se encargará de que el proyecto llegue a buen puerto.


Por de pronto, ya han comenzado a buscar la arena. Aunque estamos en pleno desierto subsahariano, la arena para la construcción no es fácil de encontrar, en este caso hay que ir a buscarla a 17 kilómetros de distancia.

sábado, 16 de abril de 2016

LA ESCUELA “INMA BERNAL” DE ENGUELA, EN MALI, LISTA PARA LOS ALUMNOS

Inma Bernal, fallecida hace unos meses, estudió Magisterio y Psicopedagogía y trabajó como maestra en el Colegio Salesiano de Cartagena. En su función de presidente de la Asociación Alraso en Cartagena estuvo comprometida, en cuerpo y alma, durante años con los numerosos emigrantes que viven en la ciudad portuaria. Muchos de ellos, procedentes de Mali, a quienes siempre dispensó, a través de una generosidad inagotable, su apoyo, cariño y comprensión para que, en una tierra extraña, tuvieran un porvenir digno y humano. Por usar sus palabras, para que se sintieran "un poco menos extranjeros… un poco más en casa"

En honor a su entrega y solidaridad, la Fundación Polaris World ha dedicado su último proyecto, la Escuela de Enguela, en el país dogón, noroeste de Mali, a Inma. Un modesto e insuficiente homenaje para quien tantas horas de su vida y un infatigable esfuerzo dedicó a los otros, sin preguntar por raza, origen o religión.

Hace muchos, muchos años, un campesino dogón caminaba por la meseta áspera y desértica de Bandiagara, en Mali, no muy lejos de lo que hoy es la frontera de Burkina Faso. El buen hombre recorría aquellos parajes rocosos e inhóspitos esperando encontrar una tierra mínimamente fértil que cultivar. Al llegar al sitio que hoy ocupa la aldea de la que hablamos consideró que era el lugar ideal para asentarse y decidió llamarla Enguela. 

En efecto, apreció aquella tierra como si fuera una esposa, alguien con la que vivir para siempre. Un lugar ideal para amarlo. Como un novio que quiere vivir siempre al lado de su amada. Para siempre. De hecho, en dogón, la lengua local, Enguela significa: “me caso con esta tierra y aquí viviré para siempre”.

Es aquí, en Enguela, donde la Fundación Polaris World ha concluido su último proyecto. Similar a los que la Fundación Polaris World ha llevado a cabo últimamente en la misma zona. Ha consistido en la construcción de tres aulas que reemplazarán los cobertizos (imágenes de la escuela actual y la antigua en este enlace). También se ha construido una pequeña oficina para el director, local que, al mismo tiempo, servirá para guardar un material precioso para los estudiantes: libros y material escolar que se van heredando de curso en curso. Para completar las instalaciones, se ha edificado un bloque de tres letrinas, indispensables para la higiene y mejora de las condiciones sanitarias de los numerosos alumnos. Las tres partes de las instalaciones pueden apreciarse en las imágenes.

Los habitantes del lugar han aportado, como es costumbre en la región, mano de obra en tareas no especializadas, además de ofrecer alojamiento y manutención, siguiendo la tradición local a la cuadrilla de albañiles. Esto ha permitido abaratar los costos. El coste final, aportado en su totalidad por la Fundación Polaris World, se ha elevado a 36.800 euros.

Todas las paredes exteriores de los tres edificios se han revestido de la piedra local, blanca y ocre, tallada, en parte, por los propios lugareños. Situada en la altiplanicie de Bandiagara, uno de los requisitos exigidos al constructor ha sido que conservara el medio ambiente y el entorno paisajístico de la comarca usando material extraído en la zona, de modo que las nuevas instalaciones no desentonen de las tradicionales construcciones rurales, todas en piedra tallada.

Los beneficiarios directos del proyecto son los 416 alumnos matriculados para el curso escolar que acaba de comenzar. Además de Enguela, muchos alumnos provienen de las aldeas vecinas como Komidolen et Wendjinkoro, Sansogou, Erinbo, Koroubo, Amanambo Komo, Bodio, Parou, Goren Grensogou, Dimeye Simikanda, Mounambomdo. Sólamente el pueblo de Enguela cuenta con 2.300 habitantes.

Enguela, junto con otras 23 aldeas, conforman el municipio rural de Bara-Sara. La pluviometría anual se sitúa en torno a los 400 mm. El problema es que durante la estación seca, de entre 8-9 meses, no cae ni una sola gota de agua, por lo que la estación lluviosa, tres meses a partir de junio, tiene que ser aprovechada al máximo para la siembra del mijo, el alimento principal. Con todo y con eso, debido a la extrema sequedad, el suministro alimentario a lo largo del año no está asegurado. Aunque la mayoría de los habitantes son de etnia dogón, también viven la región algunas familias peulh (pastores trashumantes). En cuanto a la religión, hay una mayoría de animistas, algunos musulmanes y ciertos cristianos, sin que haya ningún problema de convivencia.


La escuela permitirá, de manera muy directa, mejorar la calidad de la enseñanza y evitar la emigración de los jóvenes, bien hacia las ciudades más grandes, o lo que es peor, embarcarse en travesías peligrosas e interminables hasta Europa. Una vez construida la escuela, el Comité Escolar, compuesto por el director y algunos padres de alumnos se ha comprometido a mantener en las mejores condiciones posibles las instalaciones.