viernes, 23 de febrero de 2018

WEDIÉ (MALI): CONSTRUYENDO LA ESCUELA DE LA LOCURA


En la aldea de Wedié, enclavada en una meseta extremadamente rocosa del País Dogón, en el noroeste de Mali, los 364 alumnos de la escuela (190 chicos y 174 chicas) asisten a la enseñanza con la metodología denominada “double-vacation” que puede sonar como algo muy sofisticado pero que, en realidad, responde a una realidad bien simple: los locales escolares son insuficientes para tantos alumnos, así que parte del alumnado viene por la mañana a las aulas y la otra parte por las tardes.

Aunque hablar de locales escolares es, claramente, un eufemismo, como se puede ver en este [ÁLBUM FOTOGRÁFICO] donde el aula está construida con unos cuantos postes retorcidos sobre los que se han montado ramajes y hojas de palma, a modo de anexo, del edificio principal, éste sí, con un estructura más sólida.

La vida cotidiana en esta meseta rocosa no es fácil. Con temperaturas extremas, tanto en verano como en invierno, la supervivencia está marcada por la agricultura desarrollada en pequeñas parcelas (cebollinos, algunas verduras y algo de mijo) que dependen en su totalidad de las lluvias que caigan del cielo entre junio y septiembre. El resto del año, como se puede observar en una de las imágenes, el agua para uso doméstico, en unas condiciones sanitarias infames, se recoge de una especie de cisterna excavada en la roca.

No es de extrañar, pues, que Wedié, en la parla local signifique “locura”. Según las tradiciones orales de la aldea, así fue como se denominó desde el primer momento el agrupamiento de casas. Al fundador le tildaron como loco y a su obra de locura, dadas las extremas dificultades con la que los habitantes se encontraron para subsistir en condiciones tan extremas. Pese a todo, la aldea prosperó, a fuerza de trabajo y tenacidad. Con un alto índice de natalidad, los locales escolares se han quedado muy pequeños. Debería haber 9 aulas pero sólo existen 5, de ahí lo del doble turno escolar.

La aldea pertenece al municipio de Pelou, perteneciente, a su vez, al distrito de Bandiagara, que actúa como capital administrativa comarcal. La Fundación Polaris World se ha comprometido a edificar tres aulas, en piedra local, para respetar las condiciones medioambientales de la zona, que servirán no sólo para los alumnos de Wedié, sino también para varias aldeas limítrofes: Yamé, Guinewolo et Kaï.

La asignación presupuestaría para este proyecto, con mucha probabilidad, el último que lleve a cabo la Fundación Polaris World, será de algo más de 30.000 euros. Por su parte, como es costumbre en el resto de los proyectos, unos 60 en Mali, que ha ejecutado la Fundación a lo largo de su existencia, los lugareños contribuirán en especies. Por un lado, ofreciendo alojamiento a los albañiles y por otro contribuyendo con material para la edificación, en este caso, la talla de piedra, que como se puede ver en las imágenes ya ha comenzado a realizarse por parte de los jóvenes del pueblo. 

Se espera que el proyecto educativo esté finalizado en unos tres meses, con suerte, antes de que comience la época de las lluvias. De esta manera los alumnos podrán recibir su enseñanza en unas condiciones dignas, protegidos de las intemperies. Y sin hacer turnos en la aldea de la locura.

lunes, 5 de febrero de 2018

TRES AULAS SOLIDARIAS PARA EL PUEBLO QUE SE LLAMA SOLIDARIO (MALI)


SAALO, en dogón, la lengua de la etnia mayoritaria maliense que habita el noroeste del país africano significa solidaridad. Cada denominación geográfica responde, con precisión, a un acontecimiento, a un evento del pasado. Que responda a una realidad histórica o sea una mera leyenda es lo de menos. La aldea, perteneciente al municipio de Baye, fue fundada, según dice la tradición local hace siglos por cazadores y los primeros habitantes se comprometieron a ser solidarios unos con otros. De ahí el nombre de la localidad. Situada en la inmensa llanura arenosa, en realidad el cono de un antiguo volcán, en plena África subsahariana, se encuentra  a unas decenas de kilómetros de la frontera con Burkina Faso.

En la actualidad cuenta con 1.500 habitantes, habiendo sufrido una importante despoblación tras la hambruna de 1972. Además de dogones, en la aldea también viven familias de la etnia “peulh” (pastores trashumantes) y samo. La supervivencia viene dictada por el clima, dado que viven de la agricultura –la zona es extremadamente desértica- y del ganado. Alejados de centros urbanos principales, en época de lluvias el acceso a la aldea se vuelve intransitable con frecuencia.

Como se puede ver en el [ÁLBUM FOTOGRÁFICO] –imágenes de la vida cotidiana- las instalaciones para los 275 alumnos de la escuela local son penosas. En realidad, se trata de cobertizos apañados con material local. En una de las imágenes, se observa como los pupitres están hechos con adobes, mientras que el techado está construido con ramaje. Esta situación, especialmente en las épocas de canícula o de mucho viento propicia que las condiciones de aprendizaje sean muy complicadas. Por no hablar del escaso, casi inexistente, material escolar.

La Fundación Polaris World ha decidido aliviar esta situación con la construcción de tres clases, que en este caso serán edificadas con cimientos sólidos, bovedillas de aglomerado y techumbre metálica para resistir los embates del clima. Las tres clases acogerán, además de a los estudiantes de Saalo, a los de tres aldeas cercanas: Nazaré, Lafièra et Nassaré.

Desde la Fundación Polaris World se aportarán 30.149 euros, mientras que la población local, siguiendo las pautas de la Fundación pondrá también su granito de arena, casi literalmente, pues colaborarán, con trabajos en especie, además de ofrecer alojamiento a los albañiles desplazados a la zona.


Las autoridades civiles de Saalo han conformado el Comité Local Escolar que se encargará de coordinar los trabajos y, no menos importante, de encargarse del mantenimiento una vez que se entregue la obra en, aproximadamente, unos tres meses. Se trata del proyecto 116 que la Fundación lleva a cabo, más de una cincuentena en Mali, y para los que ha donado, desde sus inicios en 2004, algo más de 3.000.000 euros.