martes, 13 de septiembre de 2011

Escuela primaria de Patin, Mali: cuando las tormentas de arena suspenden la lección


Se suele decir que el desarrollo humano y económico pasa por la educación. Fácil de afirmar cuando esto se apunta desde la estancia confortable de una biblioteca, o se escribe desde el teclado de un superordenador conectado a los cuatro puntos cardinales de la Tierra, a veces incluso con el espacio.

Durante muchos años, la población de Patin, noroeste de Mali, no muy lejos de la frontera con Burkina Faso, había luchado por disponer de una escuela, lo que en su momento consiguieron, aunque no tenían aulas. Claro, que disponer de los maestros, se puede decir, es el mejor principio. Poco después consiguieron tres clases, pero como desde hace seis años, la escuela tiene seis maestros, tres de entre ellos se ven obligados a enseñar en un cobertizo de paja y ramas. Desde diciembre a febrero, durante la época seca y con bastante frío, los niños cogen enfermedades como neumonías y otras más graves, ya que no están protegidos contra las inclemencias del invierno maliense.En la misma jornada, la temperatura puede pasar de 5º a 35º, aunque lo peor son los fuertes temporales en la época de las lluvias.

Desde febrero, una vez comienzan los grandes calores, hasta el fin del año, está bien aprender en el cobertizo, pero como Patin, aldea adscrita al municipio de Youdiou situada en plena llanura dogón de Mali. La inmensa mayoría de la población es dogón, si bien algunos de los maestros proceden de otras partes del país. Está en una zona subsahariana con mucho viento que arrastra la arena; en numerosas ocasiones se ven obligados a suspender las clases porque nos alumnos no ven nada. Además, como la escuela no tiene ningún tipo de verja o protección, los animales se entremezclan con los alumnos. Se necesitaba, pues, mejorar las condiciones de los alumnos que reciben cursos en esas tres clases provisionales.

Los beneficiarios de este proyecto, asumido recientemente por la Fundación Polaris, serán, en primer lugar, los propios alumnos, pero también sus familiares y la aldea en su conjunto, tanto la de Patin, como el municipio rural al que pertenece: Youdiou. Y, obviamente, el marco general de la educación en todo el país. El pueblo está dirigido por el jefe, el más anciano, de la aldea, que se ocupa generalmente de dirimir las disputas por asuntos tradicionales, por ejemplo, los límites de tierras o las rencillas entre familias. Sin embargo, la parte administrativa es gestionada por un alcalde elegido democráticamente por todos los aldeanos.

El objetivo primordial es contar con tres aulas y un sencillo equipamiento de mesas y bancos corridos, así como tres letrinas y una verja que aísle a los alumnos del exterior a fin de que puedan desarrollar sus actividades con una cierta tranquilidad.

De forma secundaria, se pretende resolver las dificultades ligadas a la falta de las aulas. Sin duda, con este proyecto se conseguirá que puedan estudiar más tranquilamente y, sobre todo, que no se queden ningún día sin clase, al estar al abrigo de las intemperies, también significarán, para el resto de la población un elemento esencial de desarrollo, no teórico, sino bien práctico.


Existe, actualmente un Comité de Gestión Escolar que vela por las actividades actuales y, que sin duda, también se encargará de que el proyecto llegue a buen término. Una vez concedida la financiación, 31.662 euros, aportada en su mayor parte por la Fundación Polaris,  se prevé que las obras estén finalizadas en unos tres meses.

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