Se suele decir que el desarrollo humano y económico
pasa por la educación. Fácil de afirmar cuando esto se apunta desde la estancia
confortable de una biblioteca, o se escribe desde el teclado de un
superordenador conectado a los cuatro puntos cardinales de la Tierra, a veces
incluso con el espacio.
Durante muchos años, la población de Patin, noroeste
de Mali, no muy lejos de la frontera con Burkina Faso, había luchado por
disponer de una escuela, lo que en su momento consiguieron, aunque no tenían
aulas. Claro, que disponer de los maestros, se puede decir, es el mejor
principio. Poco después consiguieron tres clases, pero como desde hace seis
años, la escuela tiene seis maestros, tres de entre ellos se ven obligados a enseñar en un cobertizo de paja y ramas. Desde diciembre a febrero, durante la
época seca y con bastante frío, los niños cogen enfermedades como neumonías y
otras más graves, ya que no están protegidos contra las inclemencias del
invierno maliense.En la misma jornada, la temperatura puede pasar de 5º a 35º, aunque lo peor son los fuertes temporales en la época de las lluvias.
Desde febrero, una vez comienzan los grandes calores,
hasta el fin del año, está bien aprender en el cobertizo, pero como Patin,
aldea adscrita al municipio de Youdiou situada en plena llanura dogón de Mali.
La inmensa mayoría de la población es dogón, si bien algunos de los maestros
proceden de otras partes del país. Está en una zona subsahariana con mucho
viento que arrastra la arena; en numerosas ocasiones se ven obligados a
suspender las clases porque nos alumnos no ven nada. Además, como la escuela no
tiene ningún tipo de verja o protección, los animales se entremezclan con los
alumnos. Se necesitaba, pues, mejorar las condiciones de los alumnos que
reciben cursos en esas tres clases provisionales.
Los beneficiarios de este proyecto, asumido
recientemente por la Fundación Polaris, serán, en primer lugar, los propios
alumnos, pero también sus familiares y la aldea en su conjunto, tanto la de
Patin, como el municipio rural al que pertenece: Youdiou. Y, obviamente, el
marco general de la educación en todo el país. El pueblo está dirigido por el
jefe, el más anciano, de la aldea, que se ocupa generalmente de dirimir las
disputas por asuntos tradicionales, por ejemplo, los límites de tierras o las
rencillas entre familias. Sin embargo, la parte administrativa es gestionada
por un alcalde elegido democráticamente por todos los aldeanos.
El objetivo primordial es contar con tres aulas y un
sencillo equipamiento de mesas y bancos corridos, así como tres letrinas y una verja
que aísle a los alumnos del exterior a fin de que puedan desarrollar sus
actividades con una cierta tranquilidad.
De forma secundaria, se pretende resolver las
dificultades ligadas a la falta de las aulas. Sin duda, con este proyecto se
conseguirá que puedan estudiar más tranquilamente y, sobre todo, que no se
queden ningún día sin clase, al estar al abrigo de las intemperies, también
significarán, para el resto de la población un elemento esencial de desarrollo,
no teórico, sino bien práctico.
Existe, actualmente un Comité de Gestión Escolar que
vela por las actividades actuales y, que sin duda, también se encargará de que
el proyecto llegue a buen término. Una vez concedida la financiación, 31.662
euros, aportada en su mayor parte por la Fundación Polaris, se prevé que las obras estén finalizadas en
unos tres meses.
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