martes, 14 de enero de 2014

FUNDACIÓN POLARIS WORLD 2004-2014: ESCUELA DE CAPACITACIÓN PARA MUJERES EN KIAMBU, KENIA (3)

Veinte máquinas par tricotar, otras dos para uso variado, siete mesas y 42 sillas, peladora de patatas, lavadora, lavaplatos, cocina con horno, microondas, 2 carros, aspiradora, mesa caliente, congelador, freidora, mezcladora, batidora, tanque de agua, 2 planchas, 4 bandejas de servir, 4 cacerolas, 5 sartenes, 4 bandejas de horno y utensilios de cocina variados: en esta extensa gama de objetos destinados a la Escuela de Capacitación para Mujeres de Kiambu, en Kenia se destinaron los 24.342 euros que la Fundación Polaris World destinó a este proyecto, enmarcado en una financiación más amplia de las instalaciones coordinada por la Fundación Rodes y que también contó con el apoyo del Gobierno Foral de Navarra.

El objetivo principal del proyecto en la Escuela Kimlea –en funcionamiento desde 1992- era la capacitación de mujeres jóvenes y adultas del distrito rural de Kiambu. Uno de los principales problemas en la región era el déficit de plazas de enseñanza, así como la falta de medios económicos para afrontar los estudios. Muchas chicas, al terminar la escuela primaria no tenían otra opción que trabajar en las grandes plantaciones donde los salarios eran ínfimos, y así continuar sobreviviendo sin grandes posibilidades de cara al futuro. Esta era precisamente la situación que el proyecto quería mejorar: ofrecer una educación técnica de calidad a un mayor número de chicas, a fin de ser autosuficientes y poder salir de la miseria, ellas y sus familias.

El proyecto permitió ampliar la escuela y ofrecer 60 plazas adicionales a las 120 existentes. La aportación de la Fundación Polaris World se usó sobre todo para los equipos de las clases de punto a máquina y ciencias domésticas: cocina, limpieza y lavandería. Entre las máquinas de punto se incluyeron dos más sofisticadas para cordoncillo y acabados.

La instalación del flamante equipamiento necesitó reforzar la instalación eléctrica de la escuela que, inicialmente, no tenía capacidad suficiente para tantas máquinas. Algo parecido ocurrió con el material para las clases de cocina. Con todo ello, tanto las clases de tricotar como las de cocina se convirtieron en mucho más prácticas. Debido al cambio favorable, en aquel momento, se pudo adquirir equipamiento adicional que se necesitaba: mesas y sillas para una clase, mezcladora, batidora, tanque de agua, cubiertos, coladores, cubos, moldes de horno, saleros, azucareros y termo.

La aportación de la Fundación Polaris fue definitiva para impulsar la ampliación de la escuela con más plazas, mejorando sensiblemente la calidad de la formación con los equipos adquiridos, tanto para las clases de costura –la alegría de las beneficiarias, tal como se puede apreciar en las imágenes resulta innegable- como en las de cocina. Asimismo, se llevaban a cabo diferentes actividades para recabar fondos complementarios.

Pese a todo, muchas alumnas tenían dificultades financieras para asistir a las clases, por lo cual la propia Escuela se ocupó de buscar patrocinadores para becar a algunas de las alumnas más necesitadas. La Kianda Foundation, responsable local del proyecto, asumió la responsabilidad del mantenimiento de las instalaciones, mientras que la Escuela Kimlea (Director, Vicedirector, Administrador) se encargaban del día a día de los cursos y del buen uso del material instalado.

En resumen, fue un proyecto sencillo, muy específico y con clara cabida en los fines de la Fundación Polaris: formación en ambientes rurales, complementado con otro de los fines, como es el impulso de la igualdad laboral y social de las mujeres.


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En 2014, la Fundación Polaris World cumple 10 años. Con tal motivo, hemos iniciado una serie histórica con los 106 proyectos llevados a cabo

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