Los contenedores de cuarenta
piés engañan. Por fuera parecen relativamente pequeños, pero al abrir las
puertas en el muelle de carga la perspectiva de las paredes del interior se
alarga y se alarga hasta un fondo oscuro que parece no tener fin. La Fundación
Polaris World, en la amigable y solidaria compañía de la sevillana Red Integral
Solidaria, veníamos, el plural se hace necesario, preparando el envío del
material para dos proyectos informáticos que, acostumbrada como está la
Fundación a trabajar, mayormente, en pozos de supervivencia, maternidades y
escuelas elementales, parece que el concepto de solidaridad adquiere otra
dimensión.
Excavar un pozo de 65 metros
en pleno desierto del Sahara no es una tarea banal, pero montar dos centros
informáticos, uno en Bandiagara y otro en Bamako, requiere de conocimientos
especiales y una experiencia en estos asuntos más que veteranas. Así que todas
las previsiones son pocas. Entre otras razones, porque los responsables de Red
Integral Solidaria que se desplazan a Mali para el montaje final tienen que
aprovechar sus vacaciones estivales en una carrera contrarreloj para en una
semana dejar cada ordenador funcionando y, lo que resulta esencial, conectado a
su red de gestión de Sevilla para actualizar antivirus, resolver dificultades y
paliar problemas de última hora.
Obviamente, durante semanas,
nuestros expertos informáticos de Red Integral Solidaria han ido preparando los
equipos, software en francés, como es menester, para dejarlos no como nuevos,
pero casi… además de realizar ellos mismos el transporte exprés en una jornada
dominical de ida y vuelta, 1.200 kilómetros de nada para ir y volver desde el
Guadalquivir a Balsicas.
Mientras tanto, por su lado,
la Fundación Polaris World, con la inestimable ayuda de voluntarios del Colegio
Salesiano de Los Dolores (Cartagena) han reparado y dejado en perfectas
condiciones una docena de bicicletas, las cuales están destinadas a escolares
de la zona de Bandiagara para facilitar que acudan a la escuela con una cierta
facilidad.
Y hablando de escuelas, por
otro lado, una circular del Lycée Français de Murcia a los padres de los
alumnos ha permitido recoger una veintena de cajas con libros, la mayor parte
en francés, algunos en inglés, que valen su oro en peso. Para los escolares de
las zonas rurales, a quienes se enviará esta modesta biblioteca reciclada, una
de las mayores dificultades en el aprendizaje académico lo constituye no las
matemáticas, ni siquiera el francés, sino la lectura. Por la sencilla razón de
que no disponen de libros con los que practicar. Entre los recogidos hay
numerosos libros infantiles de lectura que, a buen seguro, encontrarán un
eficacísimo segundo uso en medio de las arenas de la desértica llanura dogón.
Por otro lado, una empresa
sevillana de origen vasco, el mapa de la solidaridad siempre posee recónditos
recovecos, ha donado a la Fundación Polaris material, tanto ropa de trabajo
como calzado de protección, cascos de obra y máscaras contra el polvo que
servirán para que los alumnos de formación profesional de los colegios
salesianos de Bamako y Sikaso puedan realizar sus prácticas escolares en unas
mínimas condiciones de seguridad. Francamente, aprender a soldar en chanclas y
camiseta de tirantes puede resultar muy pintoresco en una película, pero
extremadamente peligroso cuando las chispas te caen encima del empeine o te
saltan a un ojo.
¿Eso es todo? ¡Noooo¡. Ya se
dijo que el contenedor parecía insondable. Así que allá han ido, por citar
algunas cosillas más: equipamiento médico, como una vitrina de farmacia y
uniformes de enfermeros y enfermeras. Ropa variada, juguetes, material escolar
diverso, monos de trabajo, equipamiento de soldadura móvil y hasta una moto.
Seguro que se nos olvida citar algo… Sí, tres pallets con paquetes individuales
de miembros de la Asociación Maliense de Cartagena destinados a sus familiares.
Con toda la buena intención del mundo, alguno quería enviar hasta colchones,
pero a esas alturas el contenedor ya se había llenado.
Si esto fuera una película,
estamos al principio porque el contenedor partirá la semana próxima de Cartagena,
de allí a Las Palmas, después Dakar para, finalmente, tras un largo periplo por
carretera de más de 1.000 kilómetros llegar a Bamako, deberíamos poner los
títulos de agradecimiento. Ahí van. Agencia Marítima Blázquez que ha aportado
generosamente el transporte hasta el puerto, Baltus Mobiliario, que aparte de
prestar el muelle de carga, gracias, Antonio, cedió amablemente una persona
para llevarla a cargo, gracias Josito, Polaris Development por el apoyo
logístico, Pierre del Liceo Francés (que ya ha colaborado con la Fundación en otro
par de ocasiones previas), Alex, cuyo apellido ucraniano, Ratushnyak, es tan
complicado de pronunciar como él mismo es diligente, eficaz y trabajador con la
carretilla, Iturri –la empresa vasco hispalense- y los últimos, pero no los
menos importantes, Antonio y Jose María de Red Integral Solidaria. Ahora sólo
nos queda esperar que ningún trámite burocrático impida que el contenedor
llegue a buen puerto, aunque Bamako no lo posea. (CONTINUARÁ…)
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