Mali puede tener muchos problemas, como el resto de
países, por lo demás, pero hay una serie de aspectos que son tremendamente
chocantes. Por citar, entre otros muchos, he aquí algunos sorprendentes: en las
aldeas no hay líneas telefónicas, pero en casi cualquier esquina del país, la
cobertura de móviles no tiene nada que envidiar a muchas zonas peninsulares; no
hay muchos recursos económicos, pero resulta difícil encontrar un profesional
del Viejo Continente que emita unas facturas tan impecables, en los detalles y
las precisiones como los albañiles malienses. Y ya que hablamos de albañiles
malienses, puede ser que en otras latitudes tengan fama de no cumplir los
plazos en las obras. En Mali, no.
Un excelente ejemplo, aunque no el primero, ni será el
último, es el Centro de Salud Comunitario de Golombo, en el país dogón.
Comenzado a principios de año, tal y como anunció el constructor, en mayo se
terminó. Como la otra decena de consultorios realizados por la Fundación
Polaris World en la zona, bien que modesto en su estructura y apariencia,
servirá para cubrir las urgentes necesidades sanitarias de un grupo de aldeas,
en este caso, Golombo y cercanas. Hasta ahora, los habitantes no disponían de
la más mínima infraestructura. Los cuidados médicos, casi inexistentes, se
hacían en las casas, en unas condiciones penosas, incluidos los partos. El
desplazamiento para casos urgentes a Bandiagara, la cabeza de partido judicial,
resultaba penosa a través de una pista excavada en la roca. Esto en la época
seca, en la estación de lluvias (junio a septiembre) resultaba del todo
impracticable.
Las construcción, como se puede apreciar en las imágenes
sigue un modelo sencillo y utilitario. Dos pequeños edificios, uno para
consultas y cuidados médicos (enfermero estable y médico volante), dotado con
un pequeño almacén para material y farmacia. El otro edificio está reservado
para las parturientas, a fin de preservar su intimidad. Unas letrinas, no
visibles en las imágenes, completan las instalaciones.
Como en ocasiones precedentes, el constructor, sí, el que
cumple los plazos y emite unas facturas cristalinas, ha usado la piedra bicolor
de la región, lo que ha permitido salvaguardar, con las limitaciones que el
lugar y el instrumental disponible permiten, la estética medioambiental del
terreno áspero y rocoso que circunda el Centro de Salud Comunitario. Las
puertas y ventanas metálicas limitarán la entrada de arena y polvo cuando sople
con fuerza el viento del desierto.
La continuación del proyecto, ya es cosa de los
habitantes de Golombo, que se han comprometido a elegir un comité de
gestión que mantenga las instalaciones en buen uso, así como la gestión y
costos del enfermero y, eventualmente, del doctor que haga las visitas de forma
regular. Aún con las limitaciones económicas de los aldeanos y dependiendo de
su buena voluntad, todos aportarán pequeñas cantidades por los servicios que
reciban. Para empezar, ya han aportado 2.300 euros de los 37.700 euros que ha
costado la construcción, habiendo sido financiado el resto por la Fundación
Polaris World.
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