martes, 29 de marzo de 2011

Pequeño milagro verde en Markala (Mali)

Aunque el agua del caudaloso río Níger discurre apenas a un par de kilómetros, los terrenos de cultivo estaban semiabandonados por la carencia de regadío. Por falta de medios resultaba imposible extraer el agua del subsuelo, mucho menos reconducirlo desde la ribera.



El proyecto, desarrollado en su totalidad por la Fundación Polaris, ha logrado su objetivo: transformar una granja de 5 hectáreas en un espacio de inserción socioeconómica para las viudas necesitadas en la zona de Markalá (centro del país), mediante el cultivo del arroz, verduras, piscicultura y ganadería bovina y porcina.



Markala, situada 30 km. al norte de Segou, se ha visto recientemente golpeada por el cierre de varias industrias de carácter estatal, lo que ha elevado el paro notablemente. La actividad principal es la agricultura. La cercanía del río y de canales de irrigación ha permitido el desarrollo intenso de la pesca, así como una importante base ganadera. No obstante, los terrenos cultivables son más bien escasos y las lluvias insuficientes y mal repartidas, impide que la producción agrícola sea abundante. 



El acceso al agua se ha solucionado con la perforación de un pozo, asunto relativamente fácil dada la cercanía del Níger. Para hacer brotar el agua se ha recurrido a una pequeña motobomba movida mediante energía solar, complementada con la construcción de dos balsas reguladoras.



Los beneficiarios directos serán las 30 viudas integradas en este programa de desarrollo, junto con sus hijos, la mayoría niños de menos de 10 años. Sin distinción ni de religión, ni de etnia, se les asignarán pequeñas parcelas de terreno. Los beneficios obtenidos se destinarán directamente a las viudas arrendadoras. La viabilidad del proyecto es garantizada por las viudas, quienes podrán usar la producción para sus propias necesidades y vender los excendentes de las cosechas. El uso compartido de la maquinaria abaratará los costes de producción.



El proyecto de reforma, financiado íntegramente por la Fundación Polaris y en colaboración con el obispado de Segou, ha supuesto una aportación de 25.050 euros.

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