Habitantes de Okana, delante del pozo tradicional |
La aldea de la Nueva Luna (Okana), en
plena llanura dogón del África subsahariana, en Mali, está separada de Los
Dolores, en Cartagena, por 4.938 kilómetros , si se toma la carretera de la
costa por Senegal y Marruecos. Estaba, más bien. Porque desde esta misma
semana, el interés de un pequeño grupo de empresarios dolorenses hará posible
que las distancias se acorten notablemente, una vez que finalice la excavación
del pozo de subsistencia que han financiado en un rincón perdido del Sáhara. Lo
mismo que acortarán su camino las mujeres y niños que hasta la fecha están
recorriendo una quincena de kilómetros para buscar el agua en las aldeas
vecinas.
El pueblo de Okana, incardinado en la
parroquia de Pel, pueblo más grande situado a 30 kilómetros , a través
de cuyo grupo de poceros se realizará la obra que comenzará esta semana y
terminará en unos tres meses, pertenece a la alcaldía de Dougotoné II, muy
cerca de la frontera de Burkina Faso. Los habitantes de Okana provienen del
cercano acantilado de Bandiagara, donde debido a la inexistencia de tierras
para cultivar, se vieron obligados a descender a la llanura arenosa, donde, sí,
hay tierras, pero apenas si hay agua. El nombre otorgado al nuevo asentamiento,
cuya traducción, en el imaginativo lenguaje local, significa la Nueva Luna, quiere
señalar que las nuevas generaciones de la aldea se propusieron entonces vivir
unidas y en una solidaridad inquebrantable, según cuentan los ancianos del
lugar.
Las etnias principales son los dogones
(sedentarios) y los peulh (pastores nómadas). El pueblo nunca ha tenido, desde
su fundación, ningún pozo fiable, excepto uno de tipo tradicional: en realidad
un aljibe. Recoge el agua de lluvia, pero una vez entrada la época seca, los
habitantes, principalmente mujeres y niños, deben desplazarse a las aldeas
vecinas para recoger agua. Esto, a veces, crea disputas agrias con los otros
pueblos que, ciertamente, tampoco poseen abundancia de agua. Se dan casos, en
determinadas épocas, donde las mujeres (los hombres jamás realizan esta tarea) tienen
que pasar más de 7 horas por jornada a la búsqueda del agua, con
desplazamientos a otras aldeas vecinas, a unos 10 o 15 kilómetros de
distancia.
La excavación del pozo, de unos 45 metros de profundidad,
financiado por el grupo de amigos dolorenses, beneficiará a numerosas personas,
tanto a los habitantes sedentarios de las aldeas, como a las familias trashumantes
de ganaderos, además de a otras poblaciones vecinas. Sin olvidarse de que el excedente
de agua significará un alivio para la cabaña animal, bovina mayormente, y que
constituye el segundo medio de subsistencia tras la agricultura, Los trabajos
serán ejecutados por el equipo de “Proyectos de pozos Pel/Segué”, que está instalado
en Pel, bajo la coordinación de Cáritas Diocesana de Mali, sede de Mopti. Hasta
el momento, los trabajos que la Fundación ha llevado a cabo con este experimentado
equipo se han desarrollado a la perfección. Nunca han surgido problemas con
estos poceros habiéndose obtenido un 100% de eficacia en la decena de pozos que
la Fundación Polaris ha ejecutado hasta el presente. Como beneficio adicional,
cabe señalar que el trabajo remunerado de los poceros permite la subsistencia
de media docena de familias.
El clima es de tipo subsahariano,
caracterizado por una estación seca bastante larga y una estación lluviosa de
unos tres o cuatro meses (de junio a septiembre). La pluviometría es muy
variable, aunque se advierte que cada año es menor. Así, en el último decenio
en el partido judicial de Koro, donde están asentadas las poblaciones, el
mínimo algunos años se ha situado en 156 mm . Mientras el máximo ha podido alcanzar,
aunque han sido años muy raros, los 848 mm . El problema es que
desde septiembre hasta junio no llueve absolutamente nada y la sequía causa
unos efectos devastadores. Los
beneficiarios directos serán los 2.600 habitantes que, según el último censo,
habitan en la zona donde se construirá el pozo. Y los indirectos, todos habitantes
de las diferentes pedanías y asentamientos localizados en la comarca, así como
un gran número de peulhs, los
pastores trashumantes que van y vienen por el desierto según las estaciones de
lluvias y la abundancia de pastos.
Los benefactores dolorenses aportarán la totalidad de
la financiación del pozo: 11.947 euros, mientras que los habitantes de Okana
aportarán su trabajo en especies así como el alojamiento y manutención de los poceros durante los tres meses previstos para las obras. La Fundación Polaris se encarga de los trámites
bancarios y de coordinar todo el proyecto para que llegue a buen puerto. Para
ser exactos, a buen agua.
No hay comentarios:
Publicar un comentario