martes, 18 de diciembre de 2012

EL POZO DE LA “NUEVA LUNA” (MALI): PRIMEROS CENTÍMETROS EXCAVADOS EN LA SABANA SAHARIANA


Como toda actividad comunitaria llevada a cabo entre los dogones, la etnia mayoritaria a Okana (Nueva Luna) se comienza por una ceremonia donde se mezclan los aspectos civiles y religiosos y en la que participan todos los habitantes del pueblo. En este caso, la ceremonia comunitaria es la señalización para la excavación de un pozo, trabajo coordinado por la Fundación Polaris World, denominado de “gran diámetro”, financiado en su totalidad (unos 11.000 euros) por un grupo de amigos de Los Dolores, en Cartagena.

Como se puede observar en las imágenes llegadas recientemente, los más ancianos del lugar discuten y debaten, sentados en torno a un árbol, el lugar ideal para la excavación del pozo. No sin que antes el zahorí, en muchas ocasiones coincide con la persona de más edad, haya indicado el lugar que él considera más propicio para encontrar agua. Así pues, la elección del punto exacto para iniciar la obra se apoya tanto en la experiencia de la edad, como en la invocación a los espíritus protectores, que en la religión animista dogón conforman un panteón notablemente complejo. En este caso, el punto elegido se sitúa muy cerca del antiguo pozo tradicional (por contraposición al pozo de “gran diámetro”), fácilmente distinguible por el arco que forman unas gruesas ramas de árbol nudosas y curvas que, dada la poca profundidad, es en realidad un aljibe para recoger el agua en la época de lluvias.

En cualquier caso, es evidente, que la certeza no es total, aunque hasta el presente, por fortuna, los pozos ejecutados por la Fundación Polaris, una veintena en los últimos dos años, se han saldado con un porcentaje de aciertos del 100%. Bien los chamanes han sido muy receptivos a la inspiración divina, bien la experiencia de los ancianos en las diversas aldeas ha resultado imbatible. O quizá ambas cosas a la vez.

Impetrado, acordado, elegido el sitio –según los poceros, formado por un pequeño grupo de profesionales que se encargan de la excavación en sí, una vez que la gente local ha señalado el dónde- calculan, y raramente se equivocan, encontrar agua en torno a los 45 metros de profundidad. Si todo va bien, anillarán con cemento armado los primeros metros, para que no se derrumbe, dado que el terreno es muy arenoso y protegerán la abertura con un brocal de un metro, dotado de una polea para extraer el agua.

Pero antes de que los poceros profesionales empiecen a excavar realmente, los habitantes de la aldea se arremolinan alrededor del sitio elegido. En un círculo casi perfecto, trazado con una azada, se suceden el chamán (ogón), la persona más anciana de la aldea y el responsable municipal, que ejerce las funciones de alcalde. Normalmente, como es el caso y se puede apreciar por las imágenes, ahora están en la estación seca, no volverá a llover hasta junio, ni una sóla gota. Previsiblemente, si todo va bien, antes de que acabe el período de sequía, en un par de lunas nuevas, Okana dispondrá de un pozo en condiciones. Sólo quedará, entonces, que el grupo de amigos de Los Dolores decida qué nombre otorgar al pozo. Aunque casi se podría adivinar… El círculo en la arena está marcado. ¡A excavar!

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