jueves, 13 de diciembre de 2012

POZO DE SUPERVIVENCIA EN ERDSADJA: LA ALDEA DEL "BUEN SABOR"


Érase una vez dos hermanos que buscaban, cada uno por su lado, el lugar idóneo para vivir, un sitio donde asentarse, con disponibilidad de tierras cultivables, agua fresca y caza abundante. El benjamín encontró un sitio que le pareció muy apropiado. Tomó un puñado de tierra del suelo, al lado de un arroyuelo, y la paladeó con la punta de la lengua. Al poco tiempo vino su hermano mayor, a quien le anunció que “este lugar tiene buen sabor (Ersadja); es un lugar agradable para vivir porque tiene lo esencial: la tierra, el agua y la caza, deberíamos quedarnos aquí mismo y no buscar más”. Así que los dos hermanos decidieron asentarse en aquel lugar y la naciente aldea se quedó con el nombre de Erdsadja.

Desgraciadamente, el arroyo que llevaba el agua cristalina, hace muchos años que dejó de correr. Cuando eso ocurrió, los habitantes lograron sobrevivir, sobreviven, de hecho, excavando un pozo en la arena del antiguo cauce, donde a unos diez metros, en la época seca, todavía se conserva una pequeña capa freática, la cual, obviamente, no reúne ni las condiciones sanitarias adecuadas, ni tiene para nada el caudal adecuado para la población actual. Además, el pozo, más bien una poza que recoge las aguas durante la época lluviosa, termina por derruirse cada año. Los habitantes de Erdsadja afirman que, en cualquier caso, no pueden cavar más de 10 0 12 metros con los utensilios de que disponen.

Hace medio año, la Fundación Polaris World, tras la solicitud del alcalde, Bureima Sagare, decidió financiar la excavación de un pozo en condiciones adecuadas de salubridad, de unos 35 metros para que dispusieran de agua todo el año, dotado de anillos de cemento armado para que no se hundiera y brocal para mejorar la limpieza de los alrededores y del propio pozo. El costo de la obra, encargada a Daniel Kene, un pocero local y veterano conocido de la Fundación Polaris World, para quien ha excavado ya media docena de pozos con un porcentaje de éxito del cien por cien, se elevará, cuando esté finalizada, a 17.430 euros. A esta cantidad, como es habitual, se añaden unos 1.500 euros aportados por los propios lugareños, además de su colaboración en las diversas tareas de construcción, más alojamiento y manutención, como dicta la tradición, de los poceros. La obra, comenzada con el final de la época de las lluvias, mediados de septiembre, estará terminada para el nuevo año.

El pueblo de Erdsadja se encuentra en la meseta de Bandiagara, centro de Mali, en la región que hace frontera con el gran desierto del norte, ocupado en la actualidad por islamistas. El clima, de tipo saheliano semidesértico, se caracteriza por 3 estaciones: una corta estación de lluvia de cerca de 3 meses, una estación fría de 2 meses y una larga estación seca durante los 7 meses restantes del año. El pueblo está sometido a la influencia de 2 vientos: el harmatán durante la estación seca, y el monzón durante la estación de lluvia. La pluviometría media anual es de alrededor de 450-500 mm. La insuficiencia de la pluviometría y su irregular repartición en el espacio y en el tiempo ralentiza la producción agrícola. La degradación del medioambiente y sus efectos son perceptibles: desaparición de los grandes árboles, fracaso repetitivo de campañas agrícolas. La población está formada esencialmente por un 95% de dogones, la etnia mayoritaria en la zona, y una minoría de peulhs (pastores trashumantes). Sus habitantes, en condiciones siempre extremadamente precarias, se dedican a la agricultura, la ganadería, la artesanía y el pequeño comercio.

Una vez finalizada la construcción del pozo, las mujeres y los niños evitarán la ardua tarea de tener que dedicar infinidad de horas a la búsqueda del agua potable en los pueblos vecinos. Segundo aspecto, pero no menos importante, la disponibilidad de agua potable, de manera permanente, permitirá luchar contra las enfermedades derivadas de la falta de agua potable y favorecerá el modesto desarrollo económico y social de la población. Conscientes de su importancia, los habitantes de Erdsadja, la aldea del Buen Sabor, han organizado un Comité de Gestión que se responsabilizará del mantenimiento del pozo, especialmente, la limpieza del perímetro del mismo, evitando los excrementos de los animales, y de desinfectar el pozo con regularidad.

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