Érase una
vez dos hermanos que buscaban, cada uno por su lado, el lugar idóneo para
vivir, un sitio donde asentarse, con disponibilidad de tierras cultivables,
agua fresca y caza abundante. El benjamín encontró un sitio que le pareció muy
apropiado. Tomó un puñado de tierra del suelo, al lado de un arroyuelo, y la paladeó
con la punta de la lengua. Al poco tiempo vino su hermano mayor, a quien le
anunció que “este lugar tiene buen sabor (Ersadja);
es un lugar agradable para vivir porque tiene lo esencial: la tierra, el agua y
la caza, deberíamos quedarnos aquí mismo y no buscar más”. Así que los dos
hermanos decidieron asentarse en aquel lugar y la naciente aldea se quedó con
el nombre de Erdsadja.
Desgraciadamente,
el arroyo que llevaba el agua cristalina, hace muchos años que dejó de correr.
Cuando eso ocurrió, los habitantes lograron sobrevivir, sobreviven, de hecho,
excavando un pozo en la arena del antiguo cauce, donde a unos diez metros, en
la época seca, todavía se conserva una pequeña capa freática, la cual,
obviamente, no reúne ni las condiciones sanitarias adecuadas, ni tiene para
nada el caudal adecuado para la población actual. Además, el pozo, más bien una
poza que recoge las aguas durante la época lluviosa, termina por derruirse cada
año. Los habitantes de Erdsadja afirman que, en cualquier caso, no pueden cavar
más de 10 0 12 metros con los utensilios de que disponen.
Hace medio
año, la Fundación Polaris World, tras la solicitud del alcalde, Bureima Sagare,
decidió financiar la excavación de un pozo en condiciones adecuadas de
salubridad, de unos 35 metros para que dispusieran de agua todo el año, dotado
de anillos de cemento armado para que no se hundiera y brocal para mejorar la
limpieza de los alrededores y del propio pozo. El costo de la obra, encargada a
Daniel Kene, un pocero local y veterano conocido de la Fundación Polaris World,
para quien ha excavado ya media docena de pozos con un porcentaje de éxito del
cien por cien, se elevará, cuando esté finalizada, a 17.430 euros. A esta
cantidad, como es habitual, se añaden unos 1.500 euros aportados por los
propios lugareños, además de su colaboración en las diversas tareas de
construcción, más alojamiento y manutención, como dicta la tradición, de los
poceros. La obra, comenzada con el final de la época de las lluvias, mediados
de septiembre, estará terminada para el nuevo año.
El pueblo de
Erdsadja se encuentra en la meseta de Bandiagara, centro de Mali, en la región
que hace frontera con el gran desierto del norte, ocupado en la actualidad por
islamistas. El clima, de tipo saheliano semidesértico, se caracteriza por 3
estaciones: una corta estación de lluvia de cerca de 3 meses, una estación fría
de 2 meses y una larga estación seca durante los 7 meses restantes del año. El
pueblo está sometido a la influencia de 2 vientos: el harmatán durante la
estación seca, y el monzón durante la estación de lluvia. La pluviometría media
anual es de alrededor de 450-500 mm. La insuficiencia de la pluviometría y su
irregular repartición en el espacio y en el tiempo ralentiza la producción
agrícola. La degradación del medioambiente y sus efectos son perceptibles:
desaparición de los grandes árboles, fracaso repetitivo de campañas agrícolas.
La población está formada esencialmente por un 95% de dogones, la etnia
mayoritaria en la zona, y una minoría de peulhs (pastores trashumantes). Sus
habitantes, en condiciones siempre extremadamente precarias, se dedican a la
agricultura, la ganadería, la artesanía y el pequeño comercio.
Una vez
finalizada la construcción del pozo, las mujeres y los niños evitarán la ardua
tarea de tener que dedicar infinidad de horas a la búsqueda del agua potable en
los pueblos vecinos. Segundo aspecto, pero no menos importante, la
disponibilidad de agua potable, de manera permanente, permitirá luchar contra
las enfermedades derivadas de la falta de agua potable y favorecerá el modesto desarrollo
económico y social de la población. Conscientes de su importancia, los
habitantes de Erdsadja, la aldea del Buen Sabor, han organizado un Comité de
Gestión que se responsabilizará del mantenimiento del pozo, especialmente, la
limpieza del perímetro del mismo, evitando los excrementos de los animales, y
de desinfectar el pozo con regularidad.
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