« La tercera aldea que hemos visitado, ha sido
Erssadja. Hemos ido directamente hasta el único pozo que posee donde nos hemos
encontrado con un grupo de niños que estaban sacando, a cuentagotas, el poco
agua que quedaba en el pozo. El pozo es “moderno” (anillado con hormigón
armado), con una profundidad de unos 10 metros . Había un poco de agua en un
riconcito del pozo, lo que aprovechaban los chavales para tirar allí sus
recipientes de recogida. Cada vez extraían, aproximadamente, unos dos litros.
La mitad del fondo estaba seco. Las mujeres comienzan a sacar el agua a las dos
de la mañana. La aldea, según pude comprobar, tiene un problema gravísimo para
acceder al agua. De hecho, según me comentaron, no les queda otro remedio que
beber agua sucia con lo que las enfermedades intestinales se multiplican, más
específicamente, la llamada “gusano de Guinea”. Observé que al lado del pozo
hay una perforación artesiana, pero desconozco si tiene agua y en qué cantidad.
El pozo se encuentra a unos 300
metros del pueblecito. No hace mucho, debido a la
escasez de agua, los habitantes de Erssadja se pelearon a golpes con los de un
pueblo vecino, lo que produjo numerosos heridos en ambos bandos”, escribía a la
Fundación Polaris World, nuestro interlocutor en el país dogón (Mali), Abel, a
principios de abril de 2012.
El compromiso adquirido por la Fundación para la excavación de un pozo en mejores
condiciones, a saber, más profundo a fin de alcanzar una capa freática más
profunda, pese a estar situado en un terreno muy rocoso, ha llegado a buen
puerto hace una semanas. Durante la visita de nuestro amigo y colaborador Abel,
el pasado 2 de enero, las obras, como puede observarse en las imágenes, estaban
concluidas y se había incorporado un perímetro de protección a media altura,
para evitar que los animales y la suciedad, además de la arena que vuela
abundantemente en los días de tormenta, terminen por caer en el pozo. Continúa
Abel: “las obras han finalizado y hay 7 metros de agua, el
manantial es abundantísimo, los vecinos dicen que el pozo es “inagotable”. Todos
están muy contentos y satisfechos del pozo, situado a 2 kilómetros de
Erssadja, puesto que les aliviará enormemente de la carencia de agua. Estuve
hablando con el jefe de la aldea para explicarle unas normas esenciales de
mantenimiento y limpieza del pozo, instándole a que usen solamente éste,
incluso aunque el antiguo tenga, en determinadas épocas, algo de agua”
El costo de la obra (ver segunda parte del álbum adjunto), encargada a Daniel Kene, un pocero local y veterano conocido de la
Fundación Polaris World, para quien ha excavado ya media docena de pozos con un
porcentaje de éxito del cien por cien, se ha elevado a 17.430 euros. A esta
cantidad, como es habitual, hay que añadir unos 1.500 euros aportados por los
propios lugareños, además de su colaboración en las diversas tareas de
construcción, más alojamiento y manutención, como dicta la tradición, de los
poceros. Erssadja, cuya traducción literal al castellano significa “la tierra
del buen sabor”, podrá degustar, a partir de ahora, de agua en abundancia y en
las condiciones sanitarias adecuadas.
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